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    Evangelio del Día Viernes - Jn 6, 37-40 - 2 de Noviembre 2018 - Palabras de Fe


    Evangelio del Día Viernes - Jn 6, 37-40 - 2 de Noviembre 2018

     Hoy es: Conmemoración de todos los fieles difuntos (2 de Noviembre)

    Lectura del Día

    PRIMERA LECTURA

    Sab 3, 1-9
    Las almas de los justos están en las manos de Dios
    y no los alcanzará ningún tormento.
    Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
    que su salida de este mundo era una desgracia
    y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
    Pero los justos están en paz.
    La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
    pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
    Después de breves sufrimientos
    recibirán una abundante recompensa,
    pues Dios los puso a prueba
    y los halló dignos de sí.
    Los probó como oro en el crisol
    y los aceptó como un holocausto agradable.
    En el día del juicio brillarán los justos
    como chispas que se propagan en un cañaveral.
    Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
    y el Señor reinará eternamente sobre ellos.
    Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
    y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
    porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.


    Salmo

    Sal 26 R/ El Señor es mi luz y mi salvación

    El Señor es mi luz y mi salvación,
    ¿a quién temeré?
    El Señor es la defensa de mi vida,
    ¿Quién me hará temblar? R/

    Una cosa pido al Señor,
    eso buscaré:
    habitar en la casa del Señor
    por los días de mi vida;
    gozar de la dulzura del Señor
    contemplando su templo. R/

    Escúchame, Señor, que te llamo,
    ten piedad, respóndeme.
    Tu rostro buscaré, Señor,
    no me escondas tu rostro. R/

    Espero gozar de la dicha del Señor
    en el país de la vida.
    Espera en el Señor, sé valiente,
    ten ánimo, espera en el señor. R/


    SEGUNDA LECTURA
    Rom 5, 5-11
    Hermanos: La esperanza no defrauda porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.
    En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.
    Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

    Evangelio del Día

     

    Jn 6, 37-40

    En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
    Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día''.

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