El Catecismo de la Iglesia Católica señala que el purgatorio es una “purificación final” que la personas que murieron en Gracia con Dios deben hacer para llegar al cielo.
Todos aquellos "que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación".
La Iglesias católica cree que las almas salvadas, pero cuya purificación no está completa, experimentan una purificación que no tiene lugar ni en el ParaÃso ni tampoco en el Hades.
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