Evangelio del Día Martes - Mc 1, 21-28 – 15 de Enero - Palabra de Fe
Evangelio del Día Martes 15 de Enero 2019
Reflexion Padre Luis Zazano
Lectura del Día
De la Carta de Pablo a los Hebreos
Heb 2, 5-12
Hermanos: Dios no ha sometido a los ángeles el nuevo
orden de la salvación, del cual estamos hablando. Un salmo lo atestigua
solemnemente diciendo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, ese pobre
ser humano, para que de él te preocupes? Sin embargo, lo hiciste un poquito
inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad. Todo lo sometiste
bajo sus pies.
Al decir aquí la Escritura que Dios le sometió todo, no
se hace ninguna excepción. Es verdad que ahora todavía no vemos el universo
entero sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo
inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado
de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió redunda
en bien de todos.
En efecto, el creador y Señor de todas las cosas, quiere
que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios
consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía
de nuestra salvación.
El santificador y los santificados tienen la misma
condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres,
cuando dice: Hablaré de ti a mis hermanos; en medio de la asamblea.
Salmo
Sal 8,2a.5.6-7.8-9
R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos
V/. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.
V/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.
V/. Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.blea te alabaré.
Evangelio del Día
Evangelio según San Marcos
Mc 1, 21-28
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado
siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron
asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como
los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu
inmundo, que se puso a gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de
Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de
Dios". Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de él!" El espíritu
inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él.
Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva
doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus
inmundos y lo obedecen". Y muy pronto se extendió su fama por toda
Galilea.
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