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    Evangelio del Día Viernes - Lc 5, 12-16 – 11 de Enero


    Evangelio del Día Viernes 11 de Enero 2019

     Reflexion Padre Luis Zazano
     
    Lectura del Día

    De la Primera Carta de Juan

    1 Jn 5, 5-13

    Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.

    Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.

    El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.

    A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.

    Salmo

    Sal 147,12-13.14-15.19-20



    R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

    Glorifica al Señor, Jerusalén;
    alaba a tu Dios, Sión:
    que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
    y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

    Ha puesto paz en tus fronteras,
    te sacia con flor de harina.
    Él envía su mensaje a la tierra,
    y su palabra corre veloz. R/.

    Anuncia su palabra a Jacob,
    sus decretos y mandatos a Israel;
    con ninguna nación obró así,
    ni les dio a conocer sus mandatos. R/. 
            

    Evangelio del Día


    Evangelio según Lucas

    Lc 5, 12-16

    En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio".

    Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.

    Reflexion Padre Luis Zazano

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