Evangelio del Día Viernes - Mc 2, 1-12 – 18 de Enero - Palabra de Fe
Evangelio del Día Viernes 18 de Enero 2019
Lectura del Día
De la Carta de Pablo a los Hebreos
Heb 4, 1-5. 11
Hermanos: Mientras está en pie la promesa de entrar en el
descanso de Dios, tengamos cuidado, no sea que alguno se quede fuera. Porque a
nosotros también se nos ha anunciado este mensaje de salvación, lo mismo que a
los israelitas en el desierto; pero a ellos no les sirvió de nada oírlo, porque
no lo recibieron con fe. En cambio, nosotros, que hemos creído, ciertamente
entraremos en aquel descanso, al que se refería el Señor, cuando dijo: Por eso
juré en mi cólera que no entrarían en mi descanso.
Los trabajos de Dios terminaron con la creación del
mundo, ya que al hablar del séptimo día, la Escritura dice que Dios descansó de
todos sus trabajos el día séptimo; y en el pasaje de que estamos hablando,
afirma que no entrarían en su descanso.
Apresurémonos, pues, a entrar en ese descanso; no sea que
alguno caiga en la infidelidad, como les sucedió a los israelitas.
Salmo
Sal 77,3.4bc.6c-7.8
R/. No olvidéis las acciones de Dios
V/. Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R/.
V/. Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamiento. R/.
V/. Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios. R/.
Evangelio del Día
Evangelio según San Marcos
Mc 2, 1-12
Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que
estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio
frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a
un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a
Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde
estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla.
Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al
paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que
estaban allí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla éste así? Eso es una
blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”
Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por
qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son
perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa’? Pues
para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar
los pecados – le dijo al paralítico –: Yo te lo mando: levántate, recoge tu
camilla y vete a tu casa”.
El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y
salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a
Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”
No hay comentarios