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    Evangelio del Día Domingo 31 de Marzo





     Evangelio del Día Domingo 31 de Marzo 2019

    Primera lectura

    Dal libro de Josué
    Jos 5, 9a. 10-12

    En aquellos días, el Señor dijo a Josué: “Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio de Egipto”.
    Los israelitas acamparon en Guilgal, donde celebraron la Pascua, al atardecer del día catorce del mes, en la llanura desértica de Jericó. El día siguiente a la Pascua, comieron del fruto de la tierra, panes ázimos y granos de trigo tostados. A partir de aquel día, cesó el maná. Los israelitas ya no volvieron a tener maná, y desde aquel año comieron de los frutos que producía la tierra de Canaán.






    Salmo

    Sal 33,2-3.4-5.6-7

    R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

    Bendigo al Señor en todo momento,
    su alabanza está siempre en mi boca;
    mi alma se gloria en el Señor:
    que los humildes lo escuchen y se alegren. R
     
    Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
    ensalcemos juntos su nombre.
    Yo consulté al Señor, y me respondió,
    me libró de todas mis ansias. R.
     
    Contempladlo, y quedaréis radiantes,
    vuestro rostro no se avergonzará.
    El afligido invocó al Señor,
    él lo escucha y lo salvó de sus angustias. R. 



    Segunda Lectura

    De la Segunda Carta de Pablo a los Corintios
    2 Cor 5, 17-21

    Hermanos: El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo.
    Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos confirió el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y renunció a tomar en cuenta los pecados de los hombres, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es como si Dios mismo los exhortara a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios.
    Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo “pecado” por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

    Evangelio del Día


    Evangelio según Lucas
    Lc 15, 1-3. 11-32

    En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Éste recibe a los pecadores y come con ellos”.
    Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió los bienes.
    No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
    Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.
    Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
    Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.
    El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: ‘Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.
    Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.
    El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.

    Reflexión Padre Luis Zazano 


    Misericordia

     

    1) Dame la herencia: Es esa situación de rebeldía del hijo menor ante su padre, pedir la herencia a un padre en vida es decir “vos para mí estás muerto”. Me pongo a pensar que esto te pasa a vos y a mí; somos esos que cuando estamos en un proceso de la vida en donde empezamos a tener autonomía, creemos que podemos más de lo que podemos; hasta le sacamos tarjeta roja a Dios y le decimos “gracias por su servicio pero no lo necesito ahora”. Cómo será que muchos de nosotros le decimos a Dios “dame la herencia” cuando llega un momento que terminada la catequesis, de tu comunión o confirmación decís “chau, hasta el casamiento” (y si me enganchan con suerte). Pero en el fondo llegas a un momento en tu vida que Dios queda ausente y tienes el bolsillo lleno de lo que Dios te dio, pero en algún momento se va a gastar.

    2) Recapacitó: Así como hay momentos en que tu autonomía está plena y tu autoestima esta allá arriba, también está la situación en donde aparece el fracaso y la carencia. El joven estaba en lo inmoral, pero más allá de ello, se gastó todo, incluso se gastó la vida. No invirtió la plata, se la gastó. Hoy a vos te puede pasar igual; te podés gastar la vida y quedarte con un vacío interior porque no invertís, te la gastas. Y cuando estas vacío interiormente, quedas vacío y aislado; en la diversión o la fiesta están todos con vos y más si les pagas, pero cuando vienen los momentos duros de la vida, no están todos. En los momentos adversos encontrás a los verdaderos amigos. El fracaso lo llevó a este joven a reflexionar, ver lo que era su vida antes con su padre y lo que es la vida ahora sin su padre.

    ¿Cómo fue tu vida antes con Dios? ¿Ahora?
    ¿El fracaso en tu vida te hizo pensar?
    ¿Fracasaste alguna vez? ¿Cuándo?


    3) El Padre: El Padre siempre estuvo a la espera. Lo esperaba porque era su hijo, no por lo que tenía. Porque los que se juntaban con el hijo antes era por lo que tenía; cuán doloroso es ver personas que te buscan por lo que tienes o por el puestito que tienes en la sociedad, más que por lo que sos. Aquí vemos algo más a la esencia, el padre está a la espera de su hijo y más allá de lo que hizo o de lo que haga es su hijo y por eso espera el padre. Tu Padre Dios te espera, esta Cuaresma quiere volver a entablar con vos una relación, no le importa lo que hiciste o lo que eras, el quiere tenerte y festejar porque te tiene. Espero que esta Pascua se pueda festejar porque volviste. No nos interesa lo que hiciste, haces o no haces, ahora nos interesa que vuelvas.


    Reflexión extraida desde https://misionerosdigitales.com/


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