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    Evangelio del Día Sabado 27 de Julio - Lectura y Salmo de Hoy

     Evangelio del Día Sabado 27 de Julio 

     Lectura y Salmo de Hoy

    Lectura del Día

    Del libro del Éxodo
    Ex 24, 3-8

    En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: "Haremos todo lo que dice el Señor".
    Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel.
    Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor; tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad.
    Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió: "Obedeceremos; haremos todo lo que manda el Señor".
    Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído".


     

    Salmo

    Sal 49 
    R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza

    El Dios de los dioses, el Señor, habla:
    convoca la tierra de oriente a occidente.
    Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.


    «Congregadme a mis fieles,
    que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
    Proclame el cielo su justicia;
    Dios en persona va a juzgar. R/.


    «Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
    cumple tus votos al Altísimo
    e invócame el día del peligro:
    yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.


    Evangelio del Día

    Evangelio según Mateo
    Mt 13, 24-30

    En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: "El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña.
    Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: 'Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?' El amo les respondió: 'De seguro lo hizo un enemigo mío'. Ellos le dijeron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?' Pero él les contestó: 'No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla; y luego almacenen el trigo en mi granero' ".





     

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