BLANCO: Se usa en tiempo pascual, tiempo de navidad, fiestas del Señor, de la
Virgen, de los ángeles, y de los santos no mártires. Es el color del
gozo pascual, de la luz y de la vida. Expresa alegría y pureza.
ROJO: Se usa el domingo de Ramos, el Viernes Santo, Pentecostés, fiesta de los
apóstoles y santos mártires. Significa el don del Espíritu Santo que
nos hace capaces de testimoniar la propia fe aún hasta derramar la
sangre en el martirio. Es el color de la sangre y del fuego.
VERDE: Se usa en el tiempo ordinario (período que va desde el Bautismo del
Señor hasta Cuaresma y de Pentecostés a Adviento). Expresa la juventud
de la Iglesia, el resurgir de una vida nueva. Se usa en los oficios y Misas del «ciclo anual»
MORADO: Indica la esperanza, el ansia de encontrar a Jesús, el espíritu de
penitencia; por eso se usa en adviento, cuaresma y liturgia de difuntos.
Es signo de penitencia y austeridad.
DORADO o PLATEADO: Subraya la importancia de las grandes fiestas. En los días más solemnes
pueden emplearse ornamentos más nobles, aunque no sean del color del día.
ROSA: Subraya el gozo por la cercanía del Salvador el Tercer Domingo de
Adviento, e indica una pausa en el rigor penitencial el Cuarto Domingo
de Cuaresma. Es símbolo de alegría, pero de una alegría efímera.
AZUL: Indica las fiestas marianas, sobre la Inmaculada Concepción.
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