Evangelio del Día Jueves 20 de Febrero - Lectura y Salmo de hoy
Evangelio del Día Jueves 20 de Febrero
Lectura y Salmo de hoyLectura del Día
Lectura de La Carta del Apóstol Santiago
Sant 2, 1-9
Hermanos: Puesto que ustedes tienen fe en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no tengan favoritismos. Supongamos que entran al mismo tiempo en una reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le dicen: “Tú, siéntate aquí, cómodamente”. En cambio le dicen al pobre: “Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies”. ¿No es esto tener favoritismos y juzgar con criterios torcidos?
Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman? Ustedes, en cambio, han afrentado al pobre. ¿Acaso no son los ricos los que los oprimen a ustedes, los que los arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran el nombre ilustre que les impusieron a ustedes? Si cumplen la ley suprema de la Sagrada Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, obran bien; pero si tienen favoritismos, están cometiendo un pecado y esa ley los acusa como transgresores.
R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salva de sus angustias. R/.
Sant 2, 1-9
Hermanos: Puesto que ustedes tienen fe en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no tengan favoritismos. Supongamos que entran al mismo tiempo en una reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le dicen: “Tú, siéntate aquí, cómodamente”. En cambio le dicen al pobre: “Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies”. ¿No es esto tener favoritismos y juzgar con criterios torcidos?
Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman? Ustedes, en cambio, han afrentado al pobre. ¿Acaso no son los ricos los que los oprimen a ustedes, los que los arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran el nombre ilustre que les impusieron a ustedes? Si cumplen la ley suprema de la Sagrada Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, obran bien; pero si tienen favoritismos, están cometiendo un pecado y esa ley los acusa como transgresores.
Salmo
Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salva de sus angustias. R/.
Evangelio del Día
Evangelio según san Marcos
Mc 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.
Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías”. Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.
El camino de todos es el de la conversión, el de la humildad, el del servicio. Cuidado con las preferencias que son una traición al Evangelio que le costó a Nuestros Señor su sangre
Mc 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.
Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías”. Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.
Tú eres el Mesías
Reflexión Padre Luis Zazano.
Reflexión Fray Nelson Medina.
El camino de todos es el de la conversión, el de la humildad, el del servicio. Cuidado con las preferencias que son una traición al Evangelio que le costó a Nuestros Señor su sangre.El camino de todos es el de la conversión, el de la humildad, el del servicio. Cuidado con las preferencias que son una traición al Evangelio que le costó a Nuestros Señor su sangre
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