Evangelio del dia Miercoles 25 de Marzo - San Lucas Lc 1, 26-38
Evangelio del dia Miercoles 25 de Marzo
Primera lectura
Lectura del libro del profeta IsaÃasIs 7, 10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”.
Entonces dijo IsaÃas: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquà que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”.
Salmo
Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11R/. Aquà estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oÃdo;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquà estoy». R/.
«-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mÃo, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R/.
No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la Carta a los HebreosHeb 10, 4-10
Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y machos cabrÃos pueda borrar los pecados. Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo conforme al salmo: No quisiste vÃctimas ni ofrendas; en cambio me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mà se refiere la Escritura–: “Aquà estoy, Dios mÃo; vengo para cumplir tu voluntad”.
Comienza por decir: No quisiste vÃctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado –siendo asà que es lo que pedÃa la ley–; y luego añade: Aquà estoy, Dios mÃo; vengo para cumplir tu voluntad.
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez por todas.
Evangelio del DÃa
Evangelio según san Lucas
Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba MarÃa.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oÃr estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querrÃa decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, MarÃa, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del AltÃsimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
MarÃa le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El EspÃritu Santo descenderá sobre ti y el poder del AltÃsimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahà tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. MarÃa contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mà lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba MarÃa.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oÃr estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querrÃa decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, MarÃa, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del AltÃsimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
MarÃa le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El EspÃritu Santo descenderá sobre ti y el poder del AltÃsimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahà tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. MarÃa contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mà lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Cúmplase en mà lo que me has dichoReflexión Padre Luis Zazano.
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