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    Evangelio del Día Domingo 14 de Junio 2020 - San Juan Jn 6, 51-58

    Evangelio del Día Domingo 14 de Junio

     SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE SANTÍSIMOS DE CRISTO

    Primera lectura

    Lectura del libro del Deuteronomio
    Deut 8, 2-3. 14-16

    En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer si ibas a guardar sus mandamientos o no.
    Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
    No sea que te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres”.


    Segunda lectura

    Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
    1 Co 10, 16-17

    Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.


    Salmo

    Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 
    R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

    V/. Glorifica al Señor, Jerusalén;
    alaba a tu Dios, Sion.
    Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
    y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.


    V/. Ha puesto paz en tus fronteras,
    te sacia con flor de harina.
    Él envía su mensaje a la tierra,
    y su palabra corre veloz. R/.


    V/. Anuncia su palabra a Jacob,
    sus decretos y mandatos a Israel;
    con ninguna nación obró así,
    ni les dio a conocer sus mandatos. R/.







    Evangelio del Día

     Evangelio según San Juan
    Jn 6, 51-58

    En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”.
    Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”
    Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
    Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
    Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”.

     Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida

    Palabras del Santo Padre

    Jesús prosigue: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros» (v. 53). Hermanos y hermanas, no se trata de una comida material, sino de un pan vivo y vivificante, que comunica la vida misma de Dios. Cuando hacemos la comunión recibimos la vida misma de Dios. Para tener esta vida es necesario nutrirse del Evangelio y del amor de los hermanos. Que la Virgen María sostenga nuestro propósito de hacer comunión con Jesucristo, nutriéndonos de su eucaristía, para convertirnos a su vez en pan partido por los hermanos. (ÁNGELUS 19 de agosto de 2018)


    Reflexión Fray Nelson Medina.

    SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE SANTÍSIMOS DE CRISTO, CICLO A En la Eucaristía nos unimos a Dios; se proclama la gloria de Cristo en su Encarnación, en su pasión y muerte y en su Resurrección y se manifiestan sus tres grandes atributos: su poder, su sabiduría y su amor.



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