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    Evangelio del Dia Lunes 30 de Noviembre - San Mateo 4, 18-22

     Evangelio del Dia Lunes 30 de Noviembre

    LECTURA DEL DÍA

    De la Carta de Pablo a los Romanos  10, 9-18

    Hermanos: Basta que cada uno declare con su boca que Jesús es el Señor y que crea en su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, para que pueda salvarse. En efecto, hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para alcanzar la salvación.

    Por eso dice la Escritura: Ninguno que crea en él quedará defraudado, porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, espléndido con todos los que lo invocan, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por él.

    Ahora bien, ¿cómo van a invocar al Señor, si no creen en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír hablar de él, si no hay nadie que se lo anuncie? ¿Y cómo va a haber quienes lo anuncien, si no son enviados? Por eso dice la Escritura: ¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias!

    Sin embargo, no todos han creído en el Evangelio. Ya lo dijo Isaías: Señor, ¿quién ha creído en nuestra predicación? Por lo tanto, la fe viene de la predicación y la predicación consiste en anunciar la palabra de Cristo.

    Entonces yo pregunto: ¿Acaso no habrán oído la predicación? ¡Claro que la han oído!, pues la Escritura dice: La voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y sus palabras han llegado hasta el último rincón de la tierra.



    Salmo

    Sal 18, 2-3. 4-5
     R/. A toda la tierra alcanza su pregón.

    El cielo proclama la gloria de Dios,

    el firmamento pregona la obra de sus manos:

    el día al día le pasa el mensaje,

    la noche a la noche se lo susurra. R/.


    Sin que hablen, sin que pronuncien,

    sin que resuene su voz,

    a toda la tierra alcanza su pregón

    y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.



    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Mateo 4, 18-22

    Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

    Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.


    Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

     


    Reflexión Padre Luis Zazano

    Reflexión Fray Nelson Medina 

    FIESTA DE SAN ANDRÉS, APÓSTOL

    Cristo no solo nos llama de pasar de lo malo a lo bueno, sino que continuamente nos está llamando para que demos el paso de lo bueno hacia lo mejor.

     

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