Evangelio del Dia Domingo 3 de Enero - San Juan 1, 1-18
Evangelio del Dia Domingo 3 de Enero
Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2. 8-12La sabiduría hace su propia alabanza,
encuentra su honor en Dios
y se gloría en medio de su pueblo.
En la asamblea del Altísimo abre su boca
y se gloría ante el Poderoso.
«El Creador del universo me dio una orden,
el que me había creado estableció mi morada
y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob,
y fija tu heredad en Israel”.
Desde el principio, antes de los siglos, me creó,
y nunca más dejaré de existir.
Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él,
y así me establecí en Sión.
En la ciudad amada encontré descanso,
y en Jerusalén reside mi poder.
Arraigué en un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad».
Salmo
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 R/. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
Glorifica al Señor Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18Bendito sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Evangelio del día
Evangelio según San Juan 1, 1-18En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Meditación del Papa Francisco
La Biblia es muy clara: "No habia alojamiento para ellos". Me imagino a Jose, con su esposa a punto de tener a su hijo, sin un techo, sin casa, sin alojamiento. El Hijo de Dios entro en este mundo como uno que no tiene casa. El hijo de Dios entró como un homeless. El Hijo de Dios supo lo que es comenzar la vida sin un techo. Imaginemos las preguntas de Jose en ese momento: ¿Como el Hijo de Dios no tiene un techo para vivir? ¿Por que? estamos sin hogar, por que? estamos sin un techo? Son preguntas que muchos de ustedes pueden hacerse a diario. Y se las hacen. Al igual que Jose se cuestionan: ¿Por que? estamos sin un techo, sin un hogar? A los que tenemos techo y hogar son preguntas que nos hara bien hacernos también: ¿Por que? estos hermanos nuestros estan sin hogar, por que? estos hermanos nuestros no tienen un techo?
Las preguntas de Jose siguen presentes hoy, acompanando a todos los que a lo largo de la historia han vivido y estan sin un hogar.
Jose era un hombre que se hizo preguntas pero, sobre todo, era un hombre de fe. Fue la fe la que le permitio a Jose poder encontrar luz en ese momento que parecia todo a oscuras; fue la fe la que lo sostuvo en las dificultades de su vida. Por la fe, Jose supo salir adelante cuando todo parecia detenerse.
Ante situaciones injustas, dolorosas, la fe nos aporta esa luz que disipa la oscuridad. Al igual que a Jose, la fe nos abre a la presencia silenciosa de Dios en toda vida, en toda persona, en toda situacion. El esta presente en cada uno de ustedes, en cada uno de nosotros.
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de septiembre de 2015).
Reflexión Fray Nelson Medina
DOMINGO EPIFANÍA DEL SEÑOR, CICLO B
Jesús ha nacido para mostrarnos quién es Dios y quienes somos nosotros. Él ha nacido para manifestarnos la verdad de Dios y para guiarnos con su luz a la plenitud de la vida eterna.
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