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    Evangelio del Dia Domingo 21 de Marzo - San Juan 12,20-33

    Evangelio del Dia Domingo 21 de Marzo



    Primera lectura

    Lectura del profeta Jeremías  31,31-34 

    Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.


    Salmo

    Sal 50
    R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro


    Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

    por tu inmensa compasión borra mi culpa;

    lava del todo mi delito,

    limpia mi pecado. R/.


    Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

    renuévame por dentro con espíritu firme;

    no me arrojes lejos de tu rostro,

    no me quites tu santo espíritu. R/.


    Devuélveme la alegría de tu salvación,

    afiánzame con espíritu generoso:

    enseñaré a los malvados tus caminos,

    los pecadores volverán a ti. R/.



    Segunda lectura

    Lectura de la carta a los Hebreos  5,7-9 

    Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando es su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.


     

    Evangelio del Dia

    Evangelio según San Juan  12,20-33 

    En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.»

    Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

    Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.»

    Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.»

    La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

    Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.»

    Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.


    Palabra del Señor

    Reflexión Fray Nelson Medina 

     DOMINGO V CUARESMA, CICLO B Jesús quiere que nuestros ojos se levanten hacia Él en la cruz para que descubramos el horror de nuestros pecados, pero sobre todo para amarle y confiar en Él sin límites.

     

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