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    Evangelio del Dia Sabado 13 de Marzo - San Lucas 18, 9-14

    Evangelio del Dia Sabado 13 de Marzo 



    LECTURA DEL DÍA

    El libro de Oseas 6, 1-6

    Esto dice el Señor:

    “En su aflicción, mi pueblo me buscará

    y se dirán unos a otros: ‘Vengan, volvámonos al Señor;

    él nos ha desgarrado y él nos curará;

    él nos ha herido y él nos vendará.

    En dos días nos devolverá la vida,

    y al tercero, nos levantará

    y viviremos en su presencia.


    Esforcémonos por conocer al Señor;

    tan cierta como la aurora es su aparición

    y su juicio surge como la luz;

    bajará sobre nosotros como lluvia temprana,

    como lluvia de primavera que empapa la tierra’.


    ¿Qué voy a hacer contigo, Efraín?

    ¿Qué voy a hacer contigo, Judá?

    Su amor es nube mañanera,

    es rocío matinal que se evapora.

    Por eso los he azotado por medio de los profetas

    y les he dado muerte con mis palabras.

    Porque yo quiero misericordia y no sacrificios,

    conocimiento de Dios, más que holocaustos”.



    Salmo

    Sal 50, 3-4. 18-19. 20-21ab
    R/. Quiero misericordia, y no sacrificio

    Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

    por tu inmensa compasión borra mi culpa;

    lava del todo mi delito,

    limpia mi pecado. R/.


    Los sacrificios no te satisfacen:

    si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

    El sacrificio agradable a Dios

    es un espíritu quebrantado;

    un corazón quebrantado y humillado,

    tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.


    Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

    reconstruye las murallas de Jerusalén:

    entonces aceptarás los sacrificios rituales,

    ofrendas y holocaustos. R/.



    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Lucas 18, 9-14

    En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se 

    tenían por justos y despreciaban a los demás:

    “Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.

    El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.

    Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido’’.

    Palabra del Señor.


    Reflexión Fray Nelson Medina

    Necesitamos ser sinceros y humildes ante Dios evitando las verdades incompletas y creernos que somos mejores que los demás cayendo a la soberbia.

    Reflexión Padre Luis Zazano.


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