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    Evangelio del día Miércoles 26 de Mayo - San Marcos 10, 32-45

    Evangelio del día Miércoles 26 de Mayo



    LECTURA DEL DÍA

    Del Libro de Sirácida 36, 1-2. 5-6. 13-19

    Míranos y ten piedad de nosotros, Señor, Dios del universo;

    infunde tu temor a todas las naciones,

    para que ellas sepan, como nosotros lo sabemos,

    que no hay otro Dios fuera de ti.


    Repite tus prodigios y haz nuevos portentos;

    reúne a todas las tribus de Jacob,

    y devuélveles la tierra que antaño poseyeron.


    Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre:

    de Israel, a quien elegiste por primogénito.

    Ten compasión de tu ciudad santa, Jerusalén,

    que es el lugar de tu reposo.


    Llena a Sión con la fama de tus maravillas

    y a tu pueblo con tu gloria;

    cumple las promesas que hiciste a tus primeros hijos,

    realiza las profecías pronunciadas en tu nombre.

    Recompensa a los que esperan en ti,

    para mostrar que tus profetas son dignos de fe.


    Por amor a tu pueblo

    escucha las súplicas de tus siervos;

    y que toda la tierra reconozca

    que tú eres el Señor, el Dios eterno.



    Salmo

    Sal 78,8.9.11.13
     R/.  Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia

    No recuerdes contra nosotros

    las culpas de nuestros padres;

    que tu compasión nos alcance pronto,

    pues estamos agotados. R.


    Socórrenos, Dios, salvador nuestro,

    por el honor de tu nombre;

    líbranos y perdona nuestros pecados

    a causa de tu nombre. R.


    Llegue a tu presencia del gemido del cautivo:

    con tu brazo poderoso,

    salva a los condenados a muerte. R.


    Mientras, nosotros, pueblo tuyo,

    ovejas de tu rebaño,

    te daremos gracias siempre,

    contaremos tus alabanzas

    de generación en generación. R.



    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Marcos 10, 32-45

    En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino de Jerusalén y Jesús se les iba adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que nos estamos dirigiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de él, van a escupirlo, a azotarlo y a matarlo; pero al tercer día resucitará”.

    Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.

    Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.



    Reflexión Fray Nelson Medina

    Jesús sembró semillas que no iban a florecer inmediatamente, de igual forma la Iglesia en cada predicación en este momento no son valoradas, pero son semillas que darán su belleza y su fruto.



    Reflexión Padre Luis Zazano.



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