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    Evangelio del día Domingo 12 de Septiembre - San Marcos 8,27-35

    Evangelio del día Domingo 12 de Septiembre

    PRIMERA LECTURA

    Lectura del libro de Isaías  50,5-9a 

    El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

     


    SALMO

    Sal 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9
    R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.


    Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante,

    porque inclina su oído hacia mí

    el día que lo invoco. R/.


    Me envolvían redes de muerte,

    me alcanzaron los lazos del abismo,

    caí en tristeza y angustia.

    Invoqué el nombre del Señor:

    «Señor, salva mi vida.» R/.


    El Señor es benigno y justo,

    nuestro Dios es compasivo;

    el Señor guarda a los sencillos:

    estando yo sin fuerzas, me salvó. R/.


    Arrancó mi alma de la muerte,

    mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.

    Caminaré en presencia del Señor

    en el país de la vida. R/.



    SEGUNDA LECTURA

    Lectura de la carta del apóstol Santiago  2,14-18 

    ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.»


     

    EVANGELIO DEL DIA

    Evangelio según San Marcos  8,27-35 

    En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»

    Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»

    Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»

    Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»

    Él les prohibió terminantemente decirselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad.

    Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»

    Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

      Palabra del Señor

     


    Meditación del Papa Francisco

    Llegamos hoy al punto crucial en el que Jesús, después de haber verificado que Pedro y los otros once habían creído en Él como Mesías e Hijo de Dios "empezó a explicarles que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho..., y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día". Es un momento crítico en el que emerge el contraste entre la forma de pensar de Jesús y la de los discípulos. Pedro, de hecho, se siente en el deber de regañar al Maestro, porque no puede atribuir al Mesías un final así de innoble. Entonces Jesús, a su vez, regaña duramente a Pedro, le marcó la línea, porque no piensa "según Dios, sino según los hombres" y sin darse cuenta hace la parte de Satanás, el tentador.

    Sobre este punto insiste también el apóstol Pablo, el cual, escribiendo a los cristianos de Roma, les dice: "No os ajustéis a este mundo, no ir con los esquemas de este mundo, sino transformaros por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios". (S.S. Francisco,   ángelus 31 de agosto de 2014).


    Reflexión Fray Nelson Medina

     DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B
     Si queremos entender el Evangelio hemos de saber primero que Dios se ha hecho hombre y que llegó al extremo de morir por amor a nosotros

     

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