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    Evangelio del día Jueves 4 de Noviembre - San Lucas 15, 1-10

    Evangelio del día Jueves 4 de Noviembre

    LECTURA DEL DÍA

    De la Carta de Pablo a los Romanos 14, 7-12

    Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos.

    Pero tú, ¿por qué juzgas mal a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos vamos a comparecer ante el tribunal de Dios. Como dice la Escritura: Juro por mí mismo, dice el Señor, que todos doblarán la rodilla ante mí y todos reconocerán públicamente que yo soy Dios.

    En resumen: cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta de sí mismo a Dios.



    SALMO

    Sal 26
     R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.

    El Señor es mi luz y mi salvación,

    ¿a quién temeré?

    El Señor es la defensa de mi vida,

    ¿quién me hará temblar? R/.


    Una cosa pido al Señor,

    eso buscaré:

    habitar en la casa del Señor

    por los días de mi vida;

    gozar de la dulzura del Señor,

    contemplando su templo. R/.


    Espero gozar de la dicha del Señor

    en el país de la vida.

    Espera en el Señor, sé valiente,

    ten ánimo, espera en el Señor. R/.



    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Lucas 15, 1-10

    En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.

    Jesús les dijo entonces esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.

    ¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente”.

       Palabra del Señor





    Reflexión Fray Nelson Medina

    Dios escogió no tener tu corazón para que solo en libertad le retornemos ese amor con nuestra conversión.

     


     Reflexión Padre Luis Zazano.

     

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