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    Evangelio del día Martes 5 de Octubre - San Lucas 10,38-42

    Evangelio del día Martes 5 de Octubre

    LECTURA DEL DIA

    Lectura del libro de profeta Jonás  3,1-10 

    En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: «Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar allí el mensaje que te voy a indicar».

    Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla.

    Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».

    Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: «Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban. Que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios, y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos».

    Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.


     

    SALMO

    Sal 129
    R/. Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
    ¿quién podrá resistir?


    Desde el lo hondo a ti grito, Señor;

    Señor, escucha mi voz;

    estén tus oídos atentos

    a la voz de mi súplica. R/.


    Si llevas cuentas de los delitos, Señor,

    ¿quién podrá resistir?

    Pero de ti procede el perdón,

    y así infundes respeto. R/.


    Porque del Señor viene la misericordia,

    la redención copiosa;

    y él redimirá a Israel

    de todos sus delitos. R/.



    EVANGELIO DEL DIA

    Evangelio según San Lucas  10,38-42 

    En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

    Y Marta, se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».

    Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.»


         Palabra del Señor




    Reflexión Padre Luis Zazano.

     

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