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    Evangelio del día Martes 21 de Diciembre - San Lucas 1, 39-45

    Evangelio del día Martes 21 de Diciembre

    LECTURA DEL DÍA

    Lectura del libro del Cantar de los Cantares 2, 8-14

    Aquí viene mi amado saltando por los montes,

    retozando por las colinas.

    Mi amado es como una gacela, es como un venadito,

    que se detiene detrás de nuestra tapia,

    espía por las ventanas y mira a través del enrejado.


    Mi amado me habla así:

    “Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.

    Mira que el invierno ya pasó;

    han terminado las lluvias y se han ido.


    La flores brotan ya sobre la tierra;

    ha llegado la estación de los cantos;

    el arrullo de las tórtolas se escucha en el campo;

    ya apuntan los frutos en la higuera

    y las viñas en flor exhalan su fragancia.


    Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.

    Paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas,

    en las grietas de las peñas escarpadas,

    déjame ver tu rostro y hazme oír tu voz,

    porque tu voz es dulce y tu rostro encantador”.




    SALMO

    Sal 32, 2-3. 11-12. 20-21
     R/. Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo

    Dad gracias al Señor con la cítara,

    tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;

    cantadle un cántico nuevo,

    acompañando los vítores con bordones. R/.


    El plan del Señor subsiste por siempre;

    los proyectos de su corazón, de edad en edad.

    Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,

    el pueblo que él se escogió como heredad. R/.


    Nosotros aguardamos al Señor:

    él es nuestro auxilio y escudo;

    con él se alegra nuestro corazón,

    en su santo nombre confiamos. R/.




    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Lucas 1, 39-45

    En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

    Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.


       Palabra del Señor




    Reflexión Fray Nelson Medina

    Piensa en todo lo que Dios ha hecho por ti, la paciencia que ha tenido contigo. Todos hemos amado tardíamente al Señor y es de admirar su paciencia y es de lamentar nuestra tardanza

     

     Reflexión Padre Luis Zazano.

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