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    Evangelio del día Jueves 20 de Enero 2022 - San Marcos 3, 7-12

    Evangelio del día Jueves 20 de Enero 

    LECTURA DEL DÍA

    Lectura del primer libro de Samuel  18, 6-9; 19, 1-7

    En aquellos días, cuando David regresaba de haber matado al filisteo, las mujeres de todos los poblados salieron a recibir al rey Saúl, danzando y cantando al son de tambores y panderos, y dando grandes gritos de alegría. Al danzar, las mujeres cantaban a coro:

    “Mató Saúl a mil, pero David a diez mil”.

    A Saúl le cayeron muy mal esas palabras y se enojó muchísimo y comentó: “A David le atribuyen diez mil, y a mí tan sólo mil. Lo único que le falta es ser rey”. Desde entonces, Saúl miraba a David con rencor.

    Un día, Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a sus servidores que había decidido matar a David. Pero Jonatán quería mucho a David y le dijo a éste: “Mi padre Saúl trata de matarte. Cuídate, pues, mucho, mañana por la mañana. Retírate a un lugar seguro y escóndete. Yo saldré con mi padre por el campo donde tú estés y le hablaré de ti; veré qué piensa y te lo avisaré”.

    Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo: “No hagas daño, señor mío, a tu siervo David, pues él no te ha hecho ningún mal, sino grandes servicios. Arriesgó su vida para matar al filisteo, con lo cual el Señor dio una gran victoria a todo Israel. Tú mismo lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, quieres hacerte reo de sangre inocente, matando a David sin motivo?” Al oír esto, se aplacó Saúl y dijo: “Juro por Dios que David no morirá”.

    Entonces Jonatán llamó a David y le contó lo sucedido. Luego lo condujo ante Saúl, y David continuó a su servicio, como antes.




    SALMO

    Sal 55, 2-3. 9-10ab. 10c-11. 12-13
     R/. En Dios confío y no temo

    Misericordia, Dios mío, que me hostigan,

    me atacan y me acosan todo el día;

    todo el día me hostigan mis enemigos,

    me atacan en masa, oh Altísimo. R/.


    Anota en tu libro mi vida errante,

    recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío,

    mis fatigas en tu libro.

    Que retrocedan mis enemigos

    cuando te invoco. R/.


    Así sabré que eres mi Dios.

    En Dios, cuya promesa alabo,

    en el Señor, cuya promesa alabo. R/.




    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Marcos 3, 7-12

    En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.

    Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.

    En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.

       Palabra del Señor





    Reflexión Fray Nelson Medina

    Nosotros tenemos el gozo de decirle a Cristo Hijo de Dios, pero sepamos lo que declaramos y lo que esto implica

     


     Reflexión Padre Luis Zazano.

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