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    Evangelio del día Sábado 26 de Marzo 2022 - San Lucas 18, 9-14

    Evangelio del día Sábado 26 de Marzo

    LECTURA DEL DÍA

    Lectura de la profecía de Oseas  6, 1-6

    Esto dice el Señor:

     “En su aflicción, mi pueblo me buscará

    y se dirán unos a otros: ‘Vengan, volvámonos al Señor;

    él nos ha desgarrado y él nos curará;

    él nos ha herido y él nos vendará.

    En dos días nos devolverá la vida,

    y al tercero, nos levantará

    y viviremos en su presencia.


    Esforcémonos por conocer al Señor;

    tan cierta como la aurora es su aparición

    y su juicio surge como la luz;

    bajará sobre nosotros como lluvia temprana,

    como lluvia de primavera que empapa la tierra’.


    ¿Qué voy a hacer contigo, Efraín?

    ¿Qué voy a hacer contigo, Judá?

    Su amor es nube mañanera,

    es rocío matinal que se evapora.

    Por eso los he azotado por medio de los profetas

    y les he dado muerte con mis palabras.

    Porque yo quiero misericordia y no sacrificios,

    conocimiento de Dios, más que holocaustos”.




    SALMO

    Sal 50, 3-4. 18-19. 20-21ab
     R/. Quiero misericordia, y no sacrificio

    Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

    por tu inmensa compasión borra mi culpa;

    lava del todo mi delito,

    limpia mi pecado. R/.


    Los sacrificios no te satisfacen:

    si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

    El sacrificio agradable a Dios

    es un espíritu quebrantado;

    un corazón quebrantado y humillado,

    tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.


    Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

    reconstruye las murallas de Jerusalén:

    entonces aceptarás los sacrificios rituales,

    ofrendas y holocaustos. R/.

     



    EVANGELIO DEL DÍA

    Evangelio según San Lucas  18, 9-14

    En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se

    tenían por justos y despreciaban a los demás:

    “Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.

    El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.

    Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido’’.

       Palabra del Señor





    Reflexión Fray Nelson Medina

    Los sacrificios no tienen sentido si no están unidos a una vida donde se practique la misericordia. La misericordia misma cuando se practica es una especie de sacrificio.


    Reflexión Padre Luis Zazano.



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