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    Evangelio del día Jueves 1 de Junio 2023 - Marcos 10, 46-52

    Evangelio del día  Jueves 1 de Junio

    LECTURA DEL DÍA

    Del Libro de Sirácida  42, 15-26

    Voy a traer a la memoria las obras del Señor

    y a contar lo que he visto.


    Por la palabra de Dios ha sido hecho todo cuanto existe

    y el mundo entero está sometido a su voluntad.

    Como la luz del sol ilumina todas las cosas de la tierra,

    la gloria del Señor llena la creación.


    No les concedió a sus ángeles

    contar todas esas maravillas,

    que el Señor todopoderoso estableció firmemente

    como una prueba manifiesta de su gloria.


    El Señor penetra hasta el fondo de los abismos

    y de los corazones,

    y conoce todos sus secretos,

    porque él posee toda la ciencia

    y conoce el movimiento de los astros;

    descubre lo pasado, anuncia lo futuro

    y revela los más recónditos misterios.

    Ningún pensamiento se le oculta,

    ninguna cosa se le escapa.


    Aquel que existe antes que el tiempo y para todo tiempo,

    dio esplendor y grandeza a las obras de su sabiduría.

    Nada se le puede añadir,

    nada se le puede quitar

    y no necesita consejero.


    ¡Qué preciosas son las obras del Señor,

    y eso que apenas una chispa es lo que vemos!

    En el universo todo vive y dura para siempre

    y obedece al Señor en todo momento.


    Todas las cosas difieren entre sí,

    y sin embargo, se complementan.

    Nada de lo que ha hecho el Señor es inútil;

    cada una de ellas afirma la excelencia de la otra.

    ¿Quién se cansará de contemplar la gloria del Señor?



    EVANGELIO DEL DÍA

     Evangelio según San Marcos  10, 46-52

    En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”

    Jesús se detuvo entonces y dijo: “Llámenlo”. Y llamaron al ciego, diciéndole: “¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.

       Palabra del Señor


    Reflexión Padre Luis Zazano.


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