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    Evangelio del día Lunes 23 de Octubre 2023 - Lucas 12,13-21

    Evangelio del día Lunes 23 de Octubre

    LECTURA DEL DIA

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4,20-25

    Hermanos:

    Abrahán, ante la promesa divina no cedió a la incredulidad, sino que se fortaleció en la fe, dando gloria a Dios, pues estaba persuadido de que Dios es capaz de hacer lo que promete; por lo cual le fue contado como justicia.

    Pero que “le fue contado” no está escrito solo por él; también está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros, los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.



    SALMO

    Lc 1,69-70.71-72.73-75
     R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo

    Suscitándonos una fuerza de salvación

    en la casa de David, su siervo,

    según lo había predicho desde antiguo

    por boca de sus santos profetas. R/.


    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

    y de la mano de todos los que nos odian;

    realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,

    recordando su santa alianza. R/.


    Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

    para concedernos

    que, libres de temor, arrancados de la mano

    de los enemigos,

    le sirvamos con santidad y justicia,

    en su presencia, todos nuestros días. R/.




    EVANGELIO DEL DIA

    Evangelio según San Lucas 12,13-21

    En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:

    «Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

    Él le dijo:

    «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».

    Y les dijo:

    «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

    Y les propuso una parábola:

    «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:

    “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.

    Y se dijo:

    “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.

    Pero Dios le dijo:

    “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.

    Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

       Palabra del Señor


    Reflexión Papa Francisco

    El Evangelio de hoy (cf. Lucas 12, 13-21) se abre con la escena de un hombre que se levanta en medio de la multitud y pide a Jesús que resuelva una cuestión jurídica sobre la herencia de la familia. Pero Él en su respuesta no aborda la pregunta, y nos exhorta a alejarnos de la codicia, es decir, de la avaricia de poseer. Para disuadir a sus oyentes de esta frenética búsqueda de riquezas, Jesús cuenta la parábola del rico necio, que cree que es feliz porque ha tenido la buena fortuna de un año excepcional y se siente seguro de los bienes que ha acumulado. (…) El rico pone ante su alma, es decir, ante sí mismo, tres consideraciones: los muchos bienes acumulados, los muchos años que estos bienes parecen asegurarle y, en tercer lugar, la tranquilidad y el bienestar desenfrenado (cf. v. 19). Pero la palabra que Dios le dirige anula estos proyectos. En lugar de los «muchos años», Dios indica la inmediatez de «esta noche; esta noche te reclamarán el alma»; en lugar de «disfrutar de la vida», le presenta la «restitución de la vida; tú darás la vida a Dios», con el consiguiente juicio. La realidad de los muchos bienes acumulados, en la que el rico tenía que basar todo, está cubierta por el sarcasmo de la pregunta: «Las cosas que preparaste, ¿para quién serán?» (v.20). (…) La conclusión de la parábola, formulada por el evangelista, es de una eficacia singular: «Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios» (v. 21). Es una advertencia que revela el horizonte hacia el que todos estamos llamados a mirar. Los bienes materiales son necesarios —¡son bienes! —, pero son un medio para vivir honestamente y compartir con los más necesitados. Hoy Jesús nos invita a considerar que las riquezas pueden encadenar el corazón y distraerlo del verdadero tesoro que está en el cielo. (Ángelus, domingo 4 agosto 2019)

    Evangelio en Lenguaje de Señas

    Lunes 23 de Octubre 2023 


    Reflexión Padre Luis Zazano


    Reflexión Fray Nelson Medina

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