Evangelio del dia

Evangelio Domingo 30 de Noviembre 2025 - Mateo 24, 37-44

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1er DOMINGO DE ADVIENTO

Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías 2, 1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén:
Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios

SALMO

Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9
R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor.»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén:
«vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.» R.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «la paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

Segunda Lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13, 11-14a

Hermanos:
Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras,
nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios

Evangelio del Día

Evangelio según San Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre:
Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón,
estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
Palabra del Señor

Evangelio Domingo 30 de Noviembre 2025 - Mateo 24, 37-44

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Calendario Anual

Reflexión para el Evangelio de San Mateo 24, 37-44

Comienza el Tiempo de Adviento, un tiempo de gracia, de preparación, de conversión. No es solo un período litúrgico, sino una escuela de vigilancia. Y este Evangelio de San Mateo nos sitúa de inmediato ante la realidad más profunda de nuestra fe: la venida del Señor.

Jesús compara la venida del Hijo del Hombre con los días de Noé. En aquella época, la gente vivía como si nada fuera a cambiar: comían, bebían, se casaban… todo parecía normal. Pero en medio de esa aparente normalidad, llegó el diluvio y sorprendió a todos. No porque Dios fuera cruel, sino porque el pecado había llenado la tierra y el corazón de los hombres estaba cerrado a la conversión.

Jesús no busca asustarnos, sino despertarnos. Nos dice: "No se dieron cuenta". Esa es la gran tragedia: vivir dormidos espiritualmente, sin percibir la urgencia del Reino, sin preparar el corazón para el encuentro con Dios.

Y luego, con imágenes sorprendentes —dos en el campo, dos en el molino—, nos recuerda que la venida del Señor será repentina, inesperada, personal. No se trata de un juicio colectivo, sino de una decisión individual: estar listo o no estarlo. Uno será llevado, otro dejado. No porque Dios elija arbitrariamente, sino porque cada uno ha respondido de manera distinta a su llamado.

Este texto no habla de un arrebatamiento misterioso, sino de la separación final entre quienes viven según el Espíritu y quienes viven según el mundo. Entre quienes aman la justicia y quienes aman el pecado. Entre quienes vigilan y quienes duermen.

Y la palabra clave que Jesús repite es: "Estén preparados". No digas: "Todavía no es el momento". No pienses: "Dios espera". Porque el Señor viene "a la hora que menos piensan".


Adviento: tiempo de vigilancia y esperanza

El Adviento no es solo un tiempo para prepararnos a celebrar el nacimiento de Jesús en Belén. Es también un tiempo para prepararnos para su segunda venida, cuando juzgará a vivos y muertos. Es un tiempo doble: mira al pasado (el Verbo hecho carne) y al futuro (Cristo que viene en gloria).

Pero también es un tiempo presente: porque Cristo viene hoy, en la Eucaristía, en la Palabra, en el hermano necesitado. Si no lo recibimos ahora, ¿cómo podremos estar listos cuando venga en majestad?


¿Cómo vivir este Adviento?

Con vigilancia: No vivamos distraídos, atrapados por el consumismo, la rutina o el desánimo. Que cada día sea una oportunidad para despertar al amor, al perdón, a la oración.

Con conversión: Usemos este tiempo para examinar nuestra vida. ¿Qué me aleja de Dios? ¿Qué hábitos, rencores, pecados necesitan ser confesados y superados?

Con esperanza: No vivamos con miedo al juicio, sino con gozo por la venida del Salvador. Él no viene para condenarnos, sino para salvarnos. ¡Su venida es una buena noticia!

Con alegría activa: El que espera con fe, no se queda quieto. Ayuda, sirve, comparte. El verdadero vigilante es el que ama.


Oración

Señor Jesús, Palabra encarnada, que viniste humildemente en Belén y vendrás gloriosamente al final de los tiempos, despierta nuestro corazón. Que este Adviento no sea solo un tiempo más del calendario, sino un tiempo de gracia, de encuentro contigo. Ayúdanos a vigilar, a orar, a amar. Que, cuando tú vengas —en la Eucaristía, en la muerte, en la gloria—, nos encuentres despiertos, con las lámparas encendidas y el corazón limpio. Marana tha: ¡Ven, Señor Jesús! Amén.


El Primer Domingo de Adviento nos llama a salir del letargo espiritual. No se trata de vivir con ansiedad por el fin del mundo, sino con serena vigilancia y confiada esperanza. Cristo viene. Y mientras tanto, nos deja una misión: vivir como hijos de la luz, preparados para el encuentro definitivo con el Amor.

¡Bienvenido, Adviento! Tiempo de esperar… con los ojos abiertos y el corazón encendido.


NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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