Evangelio Miércoles 3 de Diciembre 2025 - Mateo 15,29-37

Evangelio del dia

Evangelio Miércoles 3 de Diciembre 2025 - Mateo 15,29-37

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Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe

Lectura del día

Lectura del libro de Isaías 5,6-10a

En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos,
en este monte, un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera;
manjares exquisitos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte
el velo que cubre a todos los pueblos,
el lienzo extendido sobre a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros,
y alejará del país el oprobio de su pueblo
—lo ha dicho el Señor—.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios.
Esperábamos en él y nos ha salvado.
Este es el Señor en quien esperamos.
Celebremos y gocemos con su salvación,
porque reposará sobre este monte la mano del Señor».
Palabra de Dios

Salmo

Sal 22,1-3a.3b-4.5.6
R/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Evangelio del día

Evangelio según San Mateo 15,29-37

En aquel tiempo, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.
Palabra del Señor

Evangelio Miércoles 3 de Diciembre 2025 - Mateo 15,29-37

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Reflexión para el Evangelio de San Mateo 15,29-37

Este pasaje del Evangelio nos muestra a Jesús en plena acción pastoral: sanando, alimentando, acogiendo. Sube al monte —lugar simbólico de encuentro con Dios— y la multitud lo sigue, trayendo a sus enfermos. Jesús no los rechaza, no les pone condiciones, no les exige fe previa ni méritos. Simplemente los ve, los toca, los sana. ¡Cuánto nos dice esto del corazón de Dios!


La compasión como motor de la misión de Jesús
La clave de este texto está en la palabra “compasión”. Jesús no actúa por obligación, sino por amor entrañable. Ve a la multitud cansada, hambrienta, necesitada… y se conmueve. Su corazón se estremece ante el sufrimiento humano. Esta compasión no es un sentimiento vago, sino una fuerza que lo impulsa a actuar: primero sanando cuerpos, luego alimentando estómagos. Jesús se preocupa por el ser humano entero: cuerpo, alma, dignidad.

Nosotros, como discípulos, somos llamados a tener ese mismo corazón compasivo. ¿Vemos con los ojos de Jesús? ¿Nos conmueve el hambre —física, espiritual, emocional— de quienes nos rodean? ¿O pasamos de largo, ocupados en nuestros propios asuntos?


La multiplicación de los panes: signo de la Eucaristía y de la providencia
Este milagro es una prefiguración de la Eucaristía. Jesús toma los panes, da gracias, los parte y los distribuye. Las mismas acciones que hará en la Última Cena. Aquí, Jesús no solo sacia el hambre física, sino que nos enseña que Él es el Pan de Vida. En la Eucaristía, Él se entrega como alimento espiritual para que tengamos vida en abundancia.

Además, este milagro nos habla de la providencia divina. Los discípulos ven la escasez: “¿De dónde vamos a conseguir en un lugar desierto pan suficiente para tanta gente?”. Jesús ve la posibilidad: “¿Cuántos panes tienen?”. Con lo poco que hay, con lo que la gente puede ofrecer, Jesús hace el milagro. ¿No es esto también un llamado a nuestra confianza? A veces miramos nuestras limitaciones y nos desanimamos. Pero en las manos de Jesús, lo poco se convierte en mucho… ¡si lo entregamos con fe!


La generosidad que nace de la confianza
La multitud no se queja, no exige. Simplemente sigue a Jesús, confía, y hasta ofrece lo poco que tiene. Los siete panes y los peces son el fruto de esa generosidad compartida. Hoy, Jesús sigue preguntándonos: “¿Qué tienes tú? ¿Qué puedes ofrecer?”. No importa si es poco. Lo importante es dárselo a Él, con confianza. Él multiplicará tu tiempo, tus talentos, tu amor, tu oración… para el bien de muchos.

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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