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Evangelio del dia

Evangelio Sábado 29 de Marzo 2025 - Lucas 18, 9-14

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Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe Catolica

Sábado 29 de Marzo 2025

Lectura del día

Lectura de la profecía de Oseas 6, 1-6

Vamos, volvamos al Señor.
Porque él ha desgarrado,
y él nos curará;
él nos ha golpeado,
y él nos vendará.
En dos días nos volverá a la vida
y al tercero nos hará resurgir;
viviremos en su presencia
y comprenderemos.
Procuremos conocer al Señor.
Su manifestación es segura como la aurora.
Vendrá como la lluvia,
como la lluvia de primavera
que empapa la tierra».
¿Qué haré de ti, Efraín,
qué haré de ti, Judá?

Vuestro amor es como nube mañanera,
como el rocío que al alba desaparece.
Sobre una roca tallé mis mandamientos;
los castigué por medio de los profetas
con las palabras de mi boca.
Mi juicio se manifestará como la luz.
Quiero misericordia y no sacrificio,
conocimiento de Dios, más que holocaustos.

Salmo

Salmo 50, 3-4. 18-19. 20-21ab
R/. Quiero misericordia, y no sacrificio

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos. R/.

Evangelio del día

Evangelio según San Lucas 18, 9-14br>

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

Evangelio Sábado 29 de Marzo 2025 - Lucas 18, 9-14

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Reflexión a la lectura de San Lucas 18, 9-14

Este pasaje presenta la parábola del fariseo y el publicano, una enseñanza profunda sobre la humildad y la justicia que proviene de Dios. Jesús narra cómo dos hombres suben al templo a orar: uno es un fariseo, conocido por su estricta observancia de la ley; el otro es un publicano, considerado pecador público por su colaboración con los romanos y su reputación de corrupción.

El fariseo reza lleno de orgullo, destacando sus méritos y comparándose con otros, mientras que el publicano, reconociendo su pecado, se golpea el pecho y pide misericordia. Jesús concluye señalando que quien regresó a su casa justificado fue el publicano, no el fariseo, porque "el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".

1. La importancia de la humildad

El corazón de esta parábola radica en la actitud con la que nos acercamos a Dios. El fariseo representa a aquellos que confían en sus propios méritos y descuidan la necesidad de la gracia divina. Su oración no es un diálogo con Dios, sino un monólogo donde se ensalza a sí mismo y desprecia a los demás. En contraste, el publicano encarna la verdadera humildad: reconoce su pecado, depende completamente de la misericordia de Dios y no busca justificarse.

2. La justicia que viene de Dios

El fariseo cree que su cumplimiento externo de la ley lo hace justo ante Dios. Sin embargo, la justicia verdadera no se basa en nuestras obras, sino en nuestra relación con Dios. El publicano, aunque pecador, demuestra una fe genuina al reconocer su necesidad de perdón. Esto nos recuerda que la salvación no es algo que podemos ganar por nuestros esfuerzos, sino un don gratuito de Dios que recibimos con humildad.

3. El peligro del juicio hacia los demás

El fariseo cae en el grave error de juzgar a los demás, especialmente al publicano. Esta actitud no solo lo aleja de la compasión, sino que también lo ciega ante su propia condición de pecador. La parábola nos invita a examinar nuestro corazón: ¿soy capaz de ver a los demás con los mismos ojos de misericordia con los que Dios me ve a mí?

4. La oración como encuentro auténtico con Dios

La oración del fariseo está centrada en sí mismo, mientras que la del publicano es un grito sincero de conversión. Esto nos enseña que la oración no es un espacio para impresionar a Dios, sino para encontrarnos con Él en verdad y sinceridad. Dios no mira nuestras palabras elegantes ni nuestras posturas religiosas, sino el corazón quebrantado que busca su amor.


La parábola del fariseo y el publicano es un llamado a la conversión y a vivir en la verdad. Nos recuerda que todos somos pecadores necesitados de la misericordia de Dios, y que la verdadera justificación proviene de nuestra humildad y fe, no de nuestras obras. Que este Evangelio nos impulse a mirar nuestro interior, a reconocer nuestra necesidad de Dios y a abrirnos a su amor infinito.

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.

El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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