Evangelio Viernes 28 de Noviembre 2025 - Lucas 21,29-33

Evangelio del dia

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Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe

Lectura del día

Lectura de la profecía de Daniel 7,2-14

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi que los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro bestias gigantescas salieron del mar, distintas una de otra.
La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando y de pronto vi que le arrancaban las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron un corazón humano. Había una segunda bestia semejante a un oso; estaba medio erguida, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron:
«Levántate. Come carne en abundancia».
Después yo seguía mirando y vi otra bestia como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo, y esta bestia tenía cuatro cabezas. Y le dieron el poder.
Después seguí mirando y en mi visión nocturna contemplé una cuarta bestia, terrible, espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba; y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era distinta de las bestias anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos, y vi que de entre ellos salía otro cuerno pequeño; y arrancaron ante él tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos, y una boca que profería insolencias.
Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó.
Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él.
Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Yo seguí mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la bestia, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras bestias les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada, hasta un tiempo y una hora.
Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,75.76.77.78.79.80.81
R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

Montes y cumbres, bendecid al Señor. R/.

Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. R/.

Manantiales, bendecid al Señor. R/.

Mares y ríos, bendecid al Señor. R/.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor. R/.

Aves del cielo, bendecid al Señor. R/.

Fieras y ganados, bendecid al Señor. R/.

Evangelio del día

Evangelio según San Lucas 21,29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor

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Reflexión para el Evangelio de San Lucas 21, 29-33

Jesús, después de hablar de guerras, persecuciones, caos cósmico y su venida gloriosa, no deja a sus discípulos en la incertidumbre. Les ofrece una imagen sencilla, tomada de la vida cotidiana: la higuera y los árboles que brotan. Es una enseñanza llena de sabiduría: así como los campesinos reconocen el cambio de estación por los primeros brotes, así también los discípulos deben aprender a leer los signos de los tiempos a la luz de la fe.

Este pasaje es una invitación a la atención espiritual. No se trata de adivinar el futuro, sino de despertar la mirada de la fe. Jesús no quiere que vivamos obsesionados con profecías o fechas, sino despiertos, vigilantes, con el corazón dispuesto. Los "brotes" que vemos en el mundo —el sufrimiento, la injusticia, pero también los gestos de amor, perdón y solidaridad— pueden ser signos de que el Reino de Dios se acerca, incluso en medio del dolor.

Cuando Jesús dice: "El Reino de Dios está cerca", no se refiere solo a un evento futuro, sino también a una realidad presente. El Reino ya está actuando en el mundo a través del Evangelio, en cada acto de misericordia, en cada conversión, en cada corazón que se abre a Dios. Pero también anuncia su plenitud definitiva: la venida gloriosa del Hijo del Hombre.

Y aquí Jesús da una afirmación poderosa: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". Es una promesa solemne de la eternidad de su Palabra. En un mundo cambiante, donde todo parece efímero, la Palabra de Cristo permanece como roca firme. No se desvanece con el tiempo, ni se desmiente con los acontecimientos. Es verdad absoluta, luz en la oscuridad, camino seguro.

Esta afirmación es un consuelo y un desafío. Consuelo, porque nos dice que Dios no miente, no falla, no abandona. Desafío, porque nos llama a fundar nuestra vida en su Palabra, no en las modas, ideologías o seguridades humanas que pasan. Si todo cambia, que al menos nuestra fe esté arraigada en Aquel que no cambia.


Para nuestra Vida

Aprender a leer los signos con fe: No todo lo que sucede es señal de fin del mundo, pero todo puede ser ocasión de conversiones, de servicio, de esperanza. Que el creyente no viva alarmado, sino atento a dónde actúa Dios.

Confiar en la Palabra de Cristo: En momentos de duda, crisis o soledad, recordemos que su Palabra es eterna. La Escritura, el Evangelio, la enseñanza de la Iglesia son luz segura.

Vivir con esperanza activa: Saber que el Reino está cerca no debe llevarnos a la pasividad, sino a vivir con urgencia el amor, la justicia y la misericordia. Porque si Cristo viene, ¡cuánto más debemos amar hoy!

No temer al cambio: Así como las estaciones cambian, también cambian las épocas. Pero Dios permanece. Y su Reino, aunque parezca pequeño como un brote, crecerá hasta llenar la tierra.


Oración

Señor Jesús, Palabra eterna del Padre, enséñanos a reconocer tu presencia en los signos de nuestro tiempo. Que, como la higuera que anuncia el verano, nuestras vidas anuncien tu Reino con coherencia y alegría. Ayúdanos a confiar siempre en tu Palabra, que no pasa, que no falla, que salva. Danos corazones vigilantes, para que cuando tú vengas, nos encuentres despiertos en el amor. Amén.

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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