Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe
Evangelio Domingo 13 de Julio 2025 - Lucas 10, 25-37
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10-14
Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Escucha la voz del Señor, tu Dios, observando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el libro de esta ley, y vuelve al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este precepto que yo te mando hoy no excede tus fuerzas, ni es inalcanzable. No está en el cielo, para poder decir:
“¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”. Ni está más allá del mar, para poder decir: “¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”.
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas».
Salmo
Salmo 68, 14 y 17. 30-31. 33-34. 36ab y 37
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R/.
Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.
Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.
Dios salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1, 15-20
Cristo Jesús es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él
quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Evangelio del día
Evangelio según San Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».
Palabra del Señor
Evangelio Domingo 13 de Julio 2025 - Lucas 10, 25-37
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Reflexión para el Evangelio de San Lucas 10, 25-37
El pasaje de
San Lucas 10, 25-37 nos presenta una de las parábolas más conocidas y profundamente significativas del Evangelio: la parábola del Buen Samaritano. Este relato no solo responde a la pregunta fundamental sobre cómo heredar la vida eterna, sino que también nos invita a reflexionar sobre el amor al prójimo como un acto concreto y universal.
La Pregunta del Doctor de la Ley
Todo comienza con un experto en la ley que se acerca a Jesús para ponerlo a prueba, preguntando: "Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?" (v. 25). Jesús, en su sabiduría, responde con otra pregunta: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees tú?" (v. 26). El doctor responde correctamente: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo" (v. 27).
Jesús aprueba esta respuesta, pero el doctor, quizás incómodo por lo exigente del mandamiento, intenta justificarse preguntando: "¿Y quién es mi prójimo?" (v. 29). Aquí radica el corazón de la enseñanza: la identidad del "prójimo" no está limitada a quienes son cercanos o similares a nosotros, sino que incluye a cualquier persona necesitada, sin importar su origen, religión o condición.
La Parábola del Buen Samaritano
Jesús narra la historia de un hombre que fue asaltado, golpeado y abandonado medio muerto en el camino entre Jerusalén y Jericó. Tres personas pasan por ese lugar:
El sacerdote: Aunque su deber era servir a Dios y cuidar a los necesitados, pasa de largo, tal vez por temor a la impureza ritual o a involucrarse en un problema.
El levita: Similar al sacerdote, también ignora al herido, quizás por indiferencia o falta de compasión.
El samaritano: A pesar de ser considerado un extranjero y un enemigo por los judíos, este hombre detiene su camino, se compadece del herido y lo ayuda con generosidad. No solo lo cura, sino que también lo lleva a una posada, paga por su cuidado y promete regresar para cubrir cualquier gasto adicional.
Cuando Jesús termina la parábola, vuelve a preguntar al doctor de la ley: "¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los ladrones?" (v. 36). La respuesta es evidente: "El que practicó la misericordia con él" (v. 37).
Para Nuestra Vida
Amor al prójimo sin límites: Jesús nos enseña que el prójimo no es solo alguien cercano o similar a nosotros, sino cualquier persona que cruza nuestro camino y necesita ayuda. La verdadera caridad no discrimina ni calcula; simplemente actúa con compasión.
Superación del prejuicio: El samaritano, quien era visto con desprecio por los judíos, se convierte en el ejemplo supremo de amor y bondad. Esto nos desafía a superar nuestras propias barreras culturales, sociales o personales para ayudar a quienes están en necesidad.
Acción concreta: El amor al prójimo no es solo una idea abstracta, sino una acción práctica. El samaritano no se limitó a sentir lástima; hizo algo concreto para aliviar el sufrimiento del herido. Nosotros también estamos llamados a traducir nuestra fe en obras de misericordia.
Imitar a Cristo: En el samaritano, vemos un reflejo de Cristo, quien se inclinó sobre la humanidad herida por el pecado y la muerte para sanarnos y restaurarnos. Como discípulos de Jesús, debemos ser instrumentos de su amor y compasión en el mundo.
La parábola del Buen Samaritano nos recuerda que amar al prójimo es un mandamiento esencial para heredar la vida eterna. No se trata de palabras, sino de acciones concretas que reflejan el amor de Dios en nuestras vidas. Que tengamos la valentía de reconocer a nuestro prójimo en cada persona necesitada y la generosidad de actuar con misericordia, siguiendo el ejemplo de Cristo.
NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.