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Evangelio del dia

Evangelio Domingo 27 de Abril 2025 - Juan 20, 19-31

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Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe Catolica

Evangelio Domingo 27 de Abril

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 12-16

Por mano de los apóstoles se realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo.
Todos se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor.
La gente sacaba los enfermos a las plazas, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno.
Acudía incluso mucha gente de las ciudades cercanas a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos eran curados.

Salmo

Salmo 117, 2-4. 22-24. 25-27a
R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
El Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla llamada Patmos a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
El día del Señor fui arrebatado en espíritu y escuché detrás de mí una voz potente como de trompeta que decía:
«Lo que estás viendo, escríbelo en un libro y envíalo a las siete iglesias».
Me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y, vuelto, vi siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros como un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, y ceñido el pecho con un cinturón de oro.
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, diciéndome:
«No temas; yo soy el Primero y el Último, el Viviente; estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que estás viendo: lo que es y lo que ha de suceder después de esto.

Evangelio del día

Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

Evangelio Domingo 27 de Abril 2025 - Juan 20, 19-31

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Calendario Anual

Reflexión a la lectura de San Juan 8, 1-11

El pasaje de San Juan 20, 19-31 es uno de los textos más ricos y significativos del Nuevo Testamento. En él se nos presenta a Jesús resucitado apareciéndose a sus discípulos y ofreciéndonos una profunda lección sobre la fe, la paz, el perdón y la misión. Este episodio también incluye la famosa historia de Tomás, el apóstol incrédulo, cuya experiencia nos enseña que la fe no excluye las dudas, pero sí invita a superarlas con confianza en la promesa de Cristo.

La paz de Cristo
El relato comienza con los discípulos reunidos tras la resurrección, encerrados "por miedo a los judíos". Su temor refleja la inseguridad y la confusión que muchos experimentamos cuando enfrentamos situaciones difíciles o inciertas. Sin embargo, en medio de ese miedo, Jesús entra y les dice: "La paz esté con vosotros". Esta frase no es solo un saludo; es una declaración profunda de su presencia restauradora. La paz que ofrece Jesús no es simplemente ausencia de conflicto, sino la serenidad que proviene de saber que Él está vivo y camina con nosotros, incluso en nuestros momentos más oscuros.

Después de saludarlos, Jesús muestra sus manos y su costado, revelando las heridas de su Pasión. Estas marcas son un testimonio eterno de su amor por nosotros y de su victoria sobre la muerte. Al verlas, los discípulos se llenan de alegría. Esto nos recuerda que la verdadera felicidad proviene del encuentro personal con Cristo. Reconocerlo en su humanidad herida y glorificada nos llena de esperanza y fortaleza.

El envío misionero
Jesús no solo trae paz, sino también misión. Les dice nuevamente: "La paz esté con vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también yo os envío". Con estas palabras, instituye a los discípulos como continuadores de su obra. El Espíritu Santo, simbolizado por el soplo de Jesús, les es dado para capacitarlos en su tarea. Este momento subraya que la Iglesia nace de la resurrección y del Espíritu Santo. Somos enviados al mundo para llevar el mensaje de reconciliación y amor, siendo instrumentos del perdón y la paz.

Aquí se nos recuerda que la fe cristiana no es algo privado, sino una llamada a compartir con otros lo que hemos recibido. Como discípulos, estamos llamados a ser puentes de reconciliación y testigos de la misericordia de Dios.

Tomás y la fe que busca
Ocho días después, Jesús aparece nuevamente, esta vez con Tomás presente. Este apóstol, conocido como "el incrédulo", había dicho que no creería en la resurrección a menos que viera y tocara las heridas de Jesús. Cuando finalmente se encuentra frente a Cristo, Tomás exclama: "¡Señor mío y Dios mío!". Esta proclamación es una de las más claras afirmaciones de la divinidad de Jesús en el Nuevo Testamento.

La respuesta de Jesús es clave: "Porque me has visto, Tomás, has creído. Dichosos los que crean sin haber visto". Aquí se nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la fe. No siempre tendremos pruebas tangibles de la presencia de Dios, pero eso no significa que Él no esté con nosotros. La fe implica confiar en la Palabra de Cristo y en las experiencias de comunión con Él a través de la oración, los sacramentos y la comunidad eclesial.

Un evangelio para creer y tener vida
El capítulo concluye con una declaración de San Juan sobre el propósito de su evangelio: "Estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre". Este versículo resume el corazón del evangelio: la fe en Cristo no es solo un acto intelectual, sino una relación vivificante que nos conecta con Dios y nos da vida plena.

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.

El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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