Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe
Evangelio Sábado 5 de Julio 2025 - Mateo 9, 14-17
Lectura del día
Lectura del libro del Génesis 27, 1-5. 15-29
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor:
«Hijo mío».
Le contestó:
«Aquí estoy».
Él le dijo:
«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me preparas un guiso sabroso, como a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir».
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.
Salió Esaú al campo a cazar para su padre.
Rebeca tomó un traje de su hijo mayor Esaú, el mejor que tenía en casa, y vistió con él a Jacob, su hijo menor. Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.
Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.
El entró en la habitación de su padre y dijo:
«Padre».
Respondió Isaac:
«Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?».
Contestó Jacob a su padre:
«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste. Incorpórate, siéntate y come de mi caza; después podrás bendecirme».
Isaac dijo a su hijo:
«¿Cómo la has podido encontrar tan pronto, hijo mío?».
Él respondió:
«El Señor tu Dios me la puso al alcance».
Isaac dijo a Jacob:
«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no».
Se acercó Jacob a su padre Isaac, que lo palpó y le dijo:
«La voz es de Jacob, pero los brazos son de Esaú».
Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.
Así que le bendijo.
Pero insistió:
«Eres tú realmente mi hijo Esaú?».
Respondió Jacob:
«Yo soy».
Isaac dijo:
«Sírveme, hijo mío, que coma yo de tu caza; después te bendeciré».
Se la sirvió y él comió. Le trajo vino y bebió. Entonces le dijo su padre Isaac:
«Acércate y bésame, hijo mío».
Se acercó y lo besó. Y, al oler el aroma del traje, le bendijo con estas palabras:
«El aroma de mi hijo
es como el aroma de un campo
que bendijo el Señor.
Que Dios te conceda el rocío del cielo,
la fertilidad de la tierra,
abundancia de trigo y de vino.
Que te sirvan los pueblos,
y se postren ante ti las naciones.
Sé señor de tus hermanos,
que ellos se postren ante ti.
Maldito quien te maldiga,
bendito quien te bendiga».
Salmo
Salmo 134
R/. Alabad al Señor porque es bueno
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios. R/.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya. R/.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro Dios más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos. R/.
Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».
Palabra del Señor
Evangelio Sábado 5 de Julio 2025 - Mateo 9, 14-17
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Reflexión para el Evangelio de San Mateo 9, 14-17
El pasaje de
Mateo 9, 14-17 nos presenta una conversación entre Jesús y los discípulos de Juan el Bautista, quienes le preguntan por qué sus seguidores no ayunan como ellos y los fariseos. La respuesta de Jesús es profunda y llena de simbolismo, revelando la novedad radical del Reino de Dios y cómo este desafía las estructuras y prácticas religiosas tradicionales.
La pregunta planteada refleja una preocupación común: ¿por qué los discípulos de Jesús parecen no ajustarse a ciertas normas religiosas establecidas? Jesús responde con dos imágenes poderosas: la de los amigos del novio y la de los odres nuevos para el vino nuevo. Estas metáforas ilustran que su presencia inaugura una nueva era en la relación entre Dios y la humanidad, un tiempo de gracia y gozo que no puede ser contenido dentro de viejos moldes.
Primero, Jesús se compara a sí mismo con el novio y a sus discípulos con los amigos del novio. "¿Cómo pueden estar de duelo los amigos del novio mientras el novio está con ellos?" (v. 15). Este símil subraya que la llegada de Jesús trae consigo una alegría tan profunda que supera las prácticas de penitencia asociadas con el ayuno. El tiempo de su presencia física es un tiempo de celebración, no de luto. Sin embargo, Jesús también anticipa que habrá un momento en que Él ya no estará físicamente con ellos, y entonces será apropiado ayunar. Esta enseñanza nos recuerda que la fe cristiana no consiste en cumplir rituales mecánicamente, sino en vivir en sintonía con lo que cada momento exige: gozo cuando Cristo está presente, y penitencia cuando necesitamos preparar nuestros corazones para recibirlo.
Luego, Jesús utiliza la imagen de los odres y el vino para explicar que su mensaje no puede ser contenido en las formas antiguas. "Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque entonces se rompen los odres, y el vino se derrama y los odres se pierden" (v. 17). Los odres viejos representan las tradiciones, costumbres y prácticas religiosas que, aunque válidas en su tiempo, ya no son adecuadas para contener la novedad del Evangelio. El "vino nuevo" es el Espíritu de Dios que renueva todas las cosas. Jesús está anunciando que el Reino de Dios no es simplemente un añadido a lo viejo, sino algo completamente nuevo que transforma todo lo que toca.
Este pasaje tiene importantes implicaciones para nuestra vida cristiana. Nos invita a reflexionar sobre cómo acogemos el mensaje de Cristo en nuestras vidas. ¿Estamos dispuestos a dejar que el Evangelio transforme nuestras prácticas, actitudes y formas de pensar? A veces, podemos caer en la tentación de reducir nuestra fe a meras tradiciones o costumbres externas, olvidando que el corazón del cristianismo es una relación viva con Jesucristo. Como los odres nuevos, debemos estar abiertos a la acción del Espíritu Santo, permitiendo que Él renueve nuestro interior y nos lleve a una mayor intimidad con Dios.
Además, este texto nos desafía a ser creativos y flexibles en la forma en que compartimos el Evangelio con los demás. Así como el vino nuevo necesita odres nuevos, el mensaje de Cristo debe ser presentado de maneras que resuenen con las personas de nuestro tiempo. No se trata de abandonar las verdades esenciales de la fe, sino de encontrar formas frescas y relevantes de comunicarlas. La Iglesia, como comunidad de creyentes, debe ser siempre un espacio donde lo nuevo y lo antiguo se encuentren en armonía, manteniendo la esencia del Evangelio mientras se adapta a las necesidades de cada generación.
Finalmente, este pasaje nos recuerda que el Reino de Dios no es algo estático, sino dinámico y vivo. Jesús no vino a restaurar simplemente el orden antiguo, sino a inaugurar un tiempo de gracia y renovación. Somos llamados a ser parte de esta nueva creación, dejando que el amor de Dios transforme nuestras vidas y nuestras comunidades.
NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.