Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe
Evangelio Domingo 29 de Junio 2025 - Mateo 16, 13-19
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 1-11
En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo:
–«Date prisa, levántate.»
Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:
–«Ponte el cinturón y las sandalias.»
Obedeció, y el ángel le dijo:
–«Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.
Pedro recapacitó y dijo:
–«Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»
Salmo
Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18
Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
–«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
–«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó:
–«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
–«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió:
–«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
Palabra del Señor
Evangelio Domingo 29 de Junio 2025 - Mateo 16, 13-19
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Reflexión para el Evangelio de Mateo 16, 13-19
La lectura de
Mateo 16,13-19 es uno de los pasajes más fundamentales del Evangelio, ya que en él Jesús revela claramente su identidad como el Mesías y establece la Iglesia sobre Pedro, dándole las "llaves del Reino de los Cielos". Este texto nos invita a reflexionar sobre la fe, la autoridad de la Iglesia y nuestra relación personal con Cristo.
Jesús y sus discípulos llegan a Cesarea de Filipo, un lugar rico en significado histórico y religioso. Allí, Jesús les hace una pregunta crucial: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Los discípulos responden mencionando figuras importantes como Juan el Bautista, Elías o Jeremías. Luego, Jesús les dirige una pregunta más profunda: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón responde con fe: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo." Esta confesión de fe es el punto culminante del Evangelio hasta ese momento, porque reconoce la verdadera identidad de Jesús.
Jesús, agradecido por esta respuesta, bendice a Simón y lo llama "Pedro", que significa "roca". Sobre esta roca, dice, edificará su Iglesia, y le entrega las "llaves del Reino de los Cielos," asegurando que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Este episodio marca el inicio formal de la Iglesia, instituida por Cristo mismo.
La importancia de la fe personal
La pregunta de Jesús: "¿Quién decís que soy yo?" no es solo para los discípulos, sino también para cada uno de nosotros. Reconocer a Jesús como el Hijo de Dios no es simplemente aceptar un dogma; es una decisión personal que transforma nuestras vidas. La fe de Pedro fue recompensada porque estaba basada en la revelación divina. Nosotros también debemos buscar esa misma certeza, profundizando en nuestra relación con Cristo a través de la oración, la Palabra y los sacramentos.
La Iglesia, fundamento de nuestra fe
Jesús establece su Iglesia sobre Pedro, simbolizando la unidad y la estabilidad de la comunidad cristiana. Hoy, la Iglesia sigue siendo el pilar de nuestra fe, guiada por el Espíritu Santo. Aunque enfrenta desafíos y críticas, la promesa de Cristo permanece: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Como católicos, estamos llamados a amar, servir y defender a la Iglesia, sabiendo que es el instrumento elegido por Dios para llevarnos a la salvación.
El papel de Pedro y el liderazgo en la Iglesia
Al darle a Pedro las "llaves del Reino," Jesús le confiere autoridad para guiar a la Iglesia. Esta imagen recuerda al profeta Isaías (Is 22,22), donde las llaves simbolizan poder y responsabilidad. En la tradición católica, esta autoridad se perpetúa en el papado, que asegura la continuidad y la unidad de la fe. Este pasaje nos enseña a respetar y apoyar la autoridad legítima dentro de la Iglesia, recordando que su misión proviene directamente de Cristo.
La fe como roca firme
Jesús compara a Pedro con una roca, destacando la solidez de su fe. Sin embargo, todos somos llamados a ser "rocas" vivas en la construcción de la Iglesia (1 Pe 2,5). Nuestra fe debe ser firme, incluso en medio de las dificultades, para que otros puedan encontrar en nosotros un testimonio sólido de Cristo.
La relación entre lo terrenal y lo celestial
Las palabras de Jesús: "Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" subrayan la conexión entre la acción humana y la voluntad divina. Esto nos recuerda que nuestras decisiones y acciones tienen un impacto eterno. También refleja el papel de la Iglesia en interpretar y aplicar la verdad revelada, especialmente en el sacramento de la reconciliación.
En resumen, este texto nos recuerda que nuestra fe debe ser sólida como una roca, anclada en la identidad de Cristo y en la Iglesia que Él fundó. ¡Que esta lectura nos inspire a vivir como discípulos comprometidos, edificando el Reino de Dios en nuestras familias, comunidades y el mundo entero!
NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.