Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe
Evangelio Jueves 10 de Julio 2025 - Mateo 10,7-15
Lectura del día
Primera lectura: Génesis 44, 18-21. 23b-29; 45, 1-5
En aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo:
«Permite a tu servidor decir una palabra en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el faraón. Mi señor interrogó a sus servidores: "¿Tenéis padre o algún hermano?", y respondimos a mi señor: "Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y sólo le queda este de aquella mujer; su padre lo adora." Tú dijiste: a tus servidores "Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme." Cuando subimos a casa de tu servidor, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: "Volved a comprar algunos alimentos." Le dijimos: "No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros". Él replicó: "Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mi, y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a este de mi lado y le sucede una desgracia, hundiréis de pena mis canas en el abismo"».
José no pudo contenerse en presencia de su corte y gritó:
«Salid todos de mi presencia».
No había nadie cuando José se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron, y la noticia llegó a casa del faraón. José dijo a sus hermanos:
«Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?».
Sus hermanos, perplejos, se quedaron sin respuesta. Dijo, pues, José a sus hermanos:
«Acercaos a mi».
Se acercaron, y les repitió:
«Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido aquí, pues para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros».
Salmo
Salmo 104,16-17.18-19.20-21
R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor
Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R.
Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R.
El rey lo mandó desatar,
el Señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R.
Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 10,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».
Palabra del Señor
Evangelio Jueves 10 de Julio 2025 - Mateo 10,7-15
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Reflexión para el Evangelio de San Mateo 10,7-15
El pasaje de
San Mateo 10, 7-15 profundiza en las instrucciones que Jesús da a los Doce Apóstoles antes de enviarlos a predicar el Evangelio. Este texto no solo ofrece una guía práctica para la misión apostólica, sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo vivimos nuestra vocación como discípulos misioneros en el mundo actual.
El Mensaje: Proclamar el Reino
Jesús comienza reiterando el mensaje central que los apóstoles deben anunciar: "El Reino de los cielos está cerca" (v. 7). Este anuncio es el corazón del Evangelio y resume la buena noticia de que Dios está presente y activo en medio de su pueblo. El Reino no es simplemente un lugar futuro o lejano, sino una realidad transformadora que comienza aquí y ahora. A través de Jesucristo, Dios ofrece salvación, paz y restauración a quienes lo reciben con fe.
Este llamado a proclamar el Reino nos recuerda que la evangelización no es solo responsabilidad de los sacerdotes o líderes religiosos, sino de todos los bautizados. Cada uno de nosotros está llamado a ser testigo del amor de Dios en nuestras palabras y acciones. ¿Cómo estamos anunciando el Reino en nuestra vida diaria? ¿Somos instrumentos de reconciliación, justicia y esperanza en nuestro entorno?
La Misión con Simplicidad y Confianza
Jesús instruye a los apóstoles a viajar ligeros, sin provisiones excesivas: "No llevéis ni oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón" (vv. 9-10). Esta indicación subraya la radical confianza que debemos tener en la providencia divina. Los apóstoles no deben preocuparse por sus necesidades materiales, porque su misión no depende de recursos humanos, sino del poder y la gracia de Dios.
Esta enseñanza tiene importantes implicaciones para nosotros hoy. Nos invita a despojarnos de todo aquello que pueda distraernos de nuestra misión principal: llevar el Evangelio al mundo. La simplicidad de vida y la confianza en Dios son actitudes fundamentales para cualquier discípulo. No debemos buscar seguridad en nuestras propias fuerzas, sino depender plenamente de Aquel que nos envía.
Además, Jesús ordena a los apóstoles que acepten la hospitalidad de aquellos que los reciban y que se contenten con lo que les ofrezcan: "Comed lo que os pongan delante" (v. 10). Esto nos enseña que la evangelización debe ser acompañada de humildad y gratitud. No somos superiores a quienes servimos; más bien, compartimos su vida y su mesa como signo de comunión y solidaridad.
La Respuesta a la Acogida
Jesús también proporciona instrucciones claras sobre cómo responder a la acogida o el rechazo de su mensaje. Si una ciudad o casa los recibe, los apóstoles deben bendecir a sus habitantes con paz: "En esa casa decid: ‘Paz a esta casa’" (v. 12). Si, por el contrario, no son bienvenidos, deben sacudir el polvo de sus sandalias como testimonio contra ellos (v. 14). Este gesto simbólico no es un acto de venganza, sino una advertencia de que aquellos que rechazan el Evangelio asumen la responsabilidad de su decisión.
Este aspecto del texto nos recuerda que la evangelización incluye tanto la oferta generosa del Evangelio como el reconocimiento de la libertad de cada persona para aceptarlo o rechazarlo. Como discípulos, debemos ser persistentes pero respetuosos, sabiendo que la conversión es obra del Espíritu Santo. Nuestra tarea es sembrar la semilla; Dios se encarga de hacerla crecer.
Para Nuestra Vida
Este pasaje tiene importantes lecciones para nosotros hoy. Primero, nos recuerda que la evangelización debe ser simple y centrada en Cristo. No necesitamos grandes estrategias o recursos mundanos; basta con llevar el mensaje del Reino con autenticidad y confianza en Dios.
En segundo lugar, este texto nos invita a abrazar la humildad y la gratitud en nuestra misión. Al igual que los apóstoles, debemos aprender a depender de la providencia divina y a aceptar con alegría lo que otros nos ofrecen.
Finalmente, este pasaje nos desafía a ser mensajeros de paz y reconciliación. En un mundo dividido y lleno de tensiones, somos llamados a llevar la paz de Cristo a nuestras familias, comunidades y lugares de trabajo. Pero también debemos estar preparados para enfrentar resistencias, recordando siempre que nuestra misión es fiel al Evangelio, aunque no siempre sea bien recibida.
NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.