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Evangelio del dia

Evangelio Martes 5 de Agosto 2025

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Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe

Evangelio Martes 5 de Agosto 2025 - Mateo 14, 22-36

Lectura del día

Lectura del libro de los Números 12, 1-13

En aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés, a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Dijeron: «¿Ha hablado el Señor solo a través de Moisés? ¿No ha hablado también a través de nosotros?».
El Señor lo oyó.
Moisés era un hombre muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra.
De repente el Señor habló a Moisés, Aarón y María:
«Salid los tres hacia la Tienda del Encuentro».
Y los tres salieron.
El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la Tienda, y llamó a Aarón y a María. Ellos se adelantaron, y el Señor les habló:
«Escuchad mis palabras: si hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; abiertamente y no por enigmas; y contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?».
La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.
Al apartarse la Nube de la Tienda, María estaba leprosa, con la piel como a nieve. Aarón se volvió hacia ellas y vio que estaba leprosa.
Entonces Aarón dijo a Moisés:
«Perdón, señor; no nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No dejes a María como un aborto que sale del vientre con la mitad de la carne consumida»
Moisés suplicó al Señor:
«Por favor, cúrala».

Salmo

Salmo 50, 3-4. 5-6.12-13
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre. R.

Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Evangelio del día

Evangelio según San Mateo 14, 22-36

Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«¡ Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! ».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

Palabra del Señor

Evangelio Martes 5 de Agosto 2025 - Mateo 14, 22-36

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Reflexión para el Evangelio de San Mateo 14, 22-36

El pasaje de San Mateo 14, 22-36 narra dos episodios poderosos: la caminata de Jesús sobre las aguas y el momento en que Pedro intenta hacer lo mismo, así como la curación de los enfermos cuando Jesús llega a tierra firme. Este texto nos invita a reflexionar sobre la fe, la confianza en Dios y el poder sanador de Cristo. A través de estos eventos, vemos cómo Jesús desafía nuestros miedos, fortalece nuestra fe y manifiesta su divinidad.

Jesús camina sobre las aguas
Después de alimentar a la multitud con los cinco panes y dos peces, Jesús envía a sus discípulos en la barca mientras Él se retira a orar solo. Durante la noche, los discípulos enfrentan una tormenta en el mar, luchando contra fuertes vientos y olas. En medio de su angustia, ven a Jesús acercándose, caminando sobre el agua. Al principio, creen que es un fantasma y gritan de miedo. Pero Jesús los tranquiliza diciendo: "¡Tened confianza! Soy yo, no temáis".

Este momento revela la naturaleza divina de Jesús. Solo Dios puede dominar las fuerzas de la naturaleza, y al caminar sobre las aguas, Jesús demuestra su autoridad sobre el caos y el peligro. Además, su mensaje de paz ("No temáis") es un recordatorio constante de que, aunque enfrentemos pruebas difíciles, Él está presente y nos guía con amor.

Pedro camina sobre las aguas
Pedro, siempre impulsivo pero lleno de fe, responde al llamado de Jesús: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas". Jesús simplemente dice: "Ven". Pedro, confiando en la palabra de Jesús, baja de la barca y comienza a caminar sobre el agua. Sin embargo, cuando ve la fuerza del viento y las olas, se asusta, empieza a hundirse y grita: "¡Señor, sálvame!" Jesús extiende su mano, lo rescata y le dice: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"

La experiencia de Pedro nos habla profundamente de nuestra relación con Dios. Todos enfrentamos momentos en los que sentimos que estamos siendo arrastrados por las dificultades de la vida. Al igual que Pedro, somos llamados a tener fe y dar pasos valientes hacia Jesús, incluso cuando todo parece incierto. Sin embargo, también somos humanos y propensos a dudar. El consuelo está en que Jesús nunca nos abandona; cuando nuestras fuerzas flaquean, Él está ahí para sostenernos.

Este episodio nos enseña que la fe no significa estar libre de miedos o dudas, sino confiar en Jesús incluso en medio de ellos. La clave es mantener nuestros ojos fijos en Él, en lugar de dejarnos paralizar por las tormentas que nos rodean.

La curación de los enfermos
Cuando Jesús y los discípulos llegan a tierra firme, las multitudes lo reciben con alegría y fe. Los habitantes de la región reconocen inmediatamente su poder sanador y llevan a todos los enfermos ante Él. El texto dice: "Rogaban que sólo tocaran el borde de su manto, y cuantos lo tocaban quedaban sanos". Esta escena subraya la compasión de Jesús y su deseo de aliviar el sufrimiento humano. También refleja la fe profunda de aquellos que buscaban su ayuda, creyendo que incluso un contacto mínimo con Él podía traer sanación.

Esto nos recuerda que Jesús sigue siendo el mismo hoy. Aunque ya no camina físicamente entre nosotros, su poder sanador sigue actuando a través de la oración, los sacramentos y la comunidad cristiana. Nuestras heridas, enfermedades y dolores no son ignorados por Él. Si nos acercamos a Él con fe, podemos experimentar su gracia restauradora.

Un llamado a la fe y la confianza
Este pasaje nos invita a examinar nuestra propia fe y confianza en Dios. ¿Estamos dispuestos a caminar hacia Él, incluso cuando las circunstancias parecen imposibles? ¿Mantenemos nuestros ojos fijos en Jesús, o permitimos que el miedo y las preocupaciones nos distraigan? Como Pedro, somos llamados a dar pasos de fe, sabiendo que Jesús siempre está listo para ayudarnos cuando tropecemos.

Además, este texto nos recuerda que la fe no es algo abstracto; tiene un impacto real en nuestras vidas. Así como las personas fueron sanadas al tocar el manto de Jesús, nosotros también podemos experimentar su poder cuando buscamos su presencia con humildad y confianza.

El relato de Jesús caminando sobre las aguas y sanando a los enfermos nos muestra su divinidad, su compasión y su deseo de salvarnos. Nos invita a confiar plenamente en Él, incluso en medio de las tormentas de la vida, y a buscarlo con fe cuando necesitamos sanación y consuelo. Que este pasaje nos inspire a decir con valentía: "Señor, quiero caminar hacia Ti", sabiendo que Él nunca nos dejará caer. ¡Aleluya! Cristo vive y nos sostiene con su amor.

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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