Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe
Evangelio Miércoles 2 de Julio 2025 - Mateo 8,28-34
Lectura del día
Lectura del libro del Génesis 21,5.8-20
Abrahán tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac.
El chico creció, y lo destetaron. Abrahán dio un gran banquete el día que destetaron a Isaac
Al ver que el hijo de Agar, la egipcia, y de Abrhán jugaba con Isaac, Sara dijo a Abrahán:
«Expulsa a esa criada y a su hijo, pues no va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac».
Abrahán se llevó un disgusto., pues era hijo suyo. Pero Dios dijo a Abrahán:
«No te aflijas por el muchacho y la criada; haz todo lo que te dice Sara, porque será Isaac quien continúe tu descendencia. Pero también al hijo de la criada le convertiré en un gran pueblo, pues es descendiente tuyo».
Abrahán madrugó, tomó pan y un odre de agua, lo cargó a hombros de Agar y la despidió con el muchacho. Ella marchó y fue vagando por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a la distancia de un tiro de arco, diciendo:
«No puedo ver morir a mi hijo».
Se sentó aparte y, alzando la voz, rompió a llorar. Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, le dijo:
«¿Qué te pasa, Agar? No temas, que Dios ha oído la voz del chico, allí donde está. Levántate, toma al niño y agárrale fuerte de la mano, porque haré que sea un pueblo grande».
Dios le abrió los ojos, y vio un pozo de agua; ella fue, llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho.
Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero.
Salmo
Salmo 33
R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege. R.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R.
Evangelio del día
Evangelio según San Mateo 8,28-34
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.
Desde el sepulcro dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y se murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
Palabra del Señor
Evangelio Miércoles 2 de Julio 2025 - Mateo 8,28-34
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Reflexión para el Evangelio de Mateo 8,28-34
El pasaje de
Mateo 8, 28-34 nos presenta uno de los milagros más impactantes y simbólicos del ministerio de Jesús: la liberación de dos hombres poseídos por demonios en la región de los gadarenos. Este episodio no solo revela el poder absoluto de Cristo sobre el mal, sino que también nos invita a reflexionar sobre las fuerzas espirituales que actúan en nuestras vidas y la respuesta humana ante lo divino.
La escena comienza con Jesús y sus discípulos llegando a la región de los gadarenos, donde se encuentran con dos hombres poseídos por demonios. Estos hombres vivían entre las tumbas, un lugar asociado con la muerte y el aislamiento, y su comportamiento era tan violento que nadie podía pasar por ese camino. Su condición refleja cómo el mal puede dominar y destruir la vida humana, llevándonos al caos, la oscuridad y la separación de Dios y de los demás. Sin embargo, cuando Jesús llega, los demonios reconocen inmediatamente su autoridad, llamándolo "Hijo de Dios" . Esto subraya que el mal, aunque poderoso, está sometido al poder superior de Cristo.
Jesús ordena a los demonios que abandonen a los hombres, y estos piden permiso para entrar en una manada de cerdos. Al concederles esta petición, Jesús permite que el mal se manifieste plenamente: los cerdos, dominados por los demonios, se lanzan al mar y mueren. Este acto tiene un profundo significado espiritual. Los cerdos, animales considerados impuros según la ley judía, simbolizan aquello que está separado de Dios. Su destrucción representa la incompatibilidad del mal con la creación de Dios y su inevitable autodestrucción cuando entra en contacto con lo sagrado.
Sin embargo, lo más sorprendente ocurre después del milagro. En lugar de recibir a Jesús con gratitud y asombro, los habitantes de la región le piden que se vaya. ¿Por qué rechazan a alguien que acaba de realizar un acto tan extraordinario? La respuesta radica en su apego a lo material. Los gadarenos valoraron más la pérdida económica de los cerdos que la liberación espiritual de los dos hombres. Este detalle nos confronta con una realidad incómoda: muchas veces, como los gadarenos, priorizamos lo temporal y terrenal sobre lo eterno y espiritual.
Este pasaje nos invita a examinar nuestras propias vidas. ¿Qué "demonios" nos dominan? Pueden ser el orgullo, la ira, la avaricia, el egoísmo o cualquier otro pecado que nos aleje de Dios y de los demás. Así como los hombres poseídos estaban atrapados en su condición, nosotros también podemos quedar atrapados en patrones destructivos si no buscamos la liberación que solo Cristo puede ofrecer. Pero la buena noticia es que Jesús tiene poder sobre todo mal. No importa cuán profunda sea nuestra oscuridad, su amor y misericordia pueden restaurarnos y devolvernos a la plenitud de vida.
Al mismo tiempo, este relato nos desafía a preguntarnos: ¿somos como los gadarenos, que prefirieron la comodidad material y rechazaron a Jesús? En nuestras decisiones diarias, ¿ponemos nuestros bienes, intereses o seguridades por encima de nuestra relación con Dios? La presencia de Cristo siempre nos confronta con una elección: aceptarlo y transformar nuestras vidas o rechazarlo por temor a perder lo que valoramos temporalmente.
Finalmente, este episodio también nos recuerda que el mal existe y es real, pero no tiene poder frente a Dios. Jesús, como el Hijo de Dios, tiene autoridad absoluta sobre Satanás y sus fuerzas. Como cristianos, estamos llamados a confiar en esta verdad y a vivir en la libertad que Él nos ofrece. No debemos dejarnos intimidar por las "tormentas" ni por las "tumbas" que intentan mantenernos cautivos. Con fe y oración, podemos permitir que Jesús expulse de nuestras vidas todo aquello que nos aleja de Él.
NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.