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Evangelio del dia

Evangelio Miércoles 30 de Julio 2025

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Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe

Evangelio Miércoles 30 de Julio 2025 - San Mateo 13,44-46

Lectura del día

Lectura del libro del Éxodo 34,29-35:

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, por haber hablado con el Señor. Aarón y todos los hijos de Israel vieron a Moisés con la piel de la cara radiante, y no se atrevieron a acercarse a él.
Pero Moisés los llamó, Aarón y los jefes de la comunidad se acercaron a él, y Moisés habló con ellos.
Después se acercaron todos los hijos de Israel, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le habla dado en la montaña del Sinaí.
Cuando terminó de hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo.
Siempre que Moisés entraba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Al salir, comunicaba a los hijos de Israel lo que le había mandado. Ellos veían la piel de la cara de Moisés radiante, y Moisés se cubría de nuevo la cara con el velo, hasta que volvía a hablar con Dios.

Salmo

Salmo 98, 5. 6. 7. 9
R/. ¡Santo eres, Señor, Dios nuestro!

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo. R.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía. R.

Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio. R.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
¡Santo es el Señor, nuestro Dios! R.

Evangelio del día

Evangelio según San Mateo 13,44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».

Palabra del Señor

Evangelio Miércoles 30 de Julio 2025 - San Mateo 13,44-46

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Reflexión para el Evangelio de San Mateo 13,44-46

El pasaje de San Mateo 13, 44-46 presenta dos breves pero profundas parábolas: la del tesoro escondido y la de la perla preciosa. Ambas nos invitan a reflexionar sobre el valor incomparable del Reino de Dios y la radicalidad con la que estamos llamados a buscarlo y priorizarlo en nuestras vidas. Estas enseñanzas de Jesús nos desafían a evaluar qué tan dispuestos estamos a renunciar a todo por aquello que verdaderamente importa.

La Parábola del Tesoro Escondido
Jesús dice: "El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende todo lo que tiene para comprar ese campo" (v. 44).

Esta imagen refleja cómo el Reino de Dios puede ser descubierto de manera inesperada, como un tesoro oculto que, una vez encontrado, transforma completamente la vida de quien lo halla. La persona que descubre este tesoro está dispuesta a sacrificar todo lo demás —sus posesiones, comodidades y seguridades— porque entiende que nada puede compararse con el valor infinito del Reino.

Esta parábola nos recuerda que el encuentro con Dios no es algo que simplemente añadimos a nuestra vida; exige un cambio radical de prioridades. El Reino de Dios debe convertirse en el centro de nuestra existencia, y estamos llamados a "venderlo todo" —es decir, renunciar a cualquier cosa que nos impida seguir a Cristo plenamente.

La Parábola de la Perla Preciosa
En la segunda parábola, Jesús compara el Reino de los Cielos con un comerciante que busca perlas finas: "Habiendo encontrado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró" (v. 46).

A diferencia del tesoro escondido, que fue descubierto por casualidad, esta perla es el resultado de una búsqueda intencionada. El comerciante representa a aquellos que buscan activamente el sentido profundo de la vida y finalmente encuentran en el Reino de Dios la respuesta última a sus anhelos más profundos.

Ambas parábolas subrayan que el Reino de Dios es el mayor de todos los tesoros. Sin embargo, mientras uno lo encuentra de manera inesperada, el otro requiere una búsqueda deliberada. Esto nos recuerda que Dios puede revelarse en momentos inesperados de gracia, pero también espera que lo busquemos con corazón sincero.


Para Nuestra Vida
Reevaluar Nuestras Prioridades: ¿Qué cosas ocupan el primer lugar en nuestra vida? Si algo está interfiriendo con nuestra relación con Dios, debemos tener el coraje de renunciar a ello, sabiendo que el Reino de Dios vale mucho más.
Buscar a Dios con Determinación: Así como el comerciante buscaba perlas finas, debemos buscar activamente a Dios en nuestra vida. Esto implica dedicar tiempo a la oración, cultivar la virtud y comprometernos con la vida de fe.
Vivir con Gratitud y Alegría: Quienes han encontrado el Reino de Dios no pueden sino vivir con gratitud y alegría. Que nuestra vida sea un testimonio de la paz y la felicidad que provienen de pertenecer a Cristo.
Invertir en lo Eterno: Todo lo que acumulamos en esta vida eventualmente se desvanecerá, pero el Reino de Dios es eterno. Debemos enfocarnos en acumular tesoros en el cielo, donde ni la herrumbre ni la polilla destruyen.

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.

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