Lecturas, Salmo y Evangelio de Hoy - Palabra de Fe

Evangelio Sábado 23 de Agosto 2025 - Mateo 23,1-12

Primera lectura

Lectura del libro de Rut 2,1-3.8-11;4,13-17

Tenia Noemí un pariente, por parte de su marido; un hombre muy acomodado de la familia de Elimélec; su nombre era Booz.
Rut, la moabita, dijo a Noemí:
«¿Puedo ir a espigar en el campo de quien me lo permita?».
Noemí le respondió:
«Sí, hija mía».
Marchó Rut a recoger espigas detrás de los segadores, y sucedió que vino a parar en una parcela de Booz, el de la familia de Elimelec.
Booz dijo entonces a Rut:
«Escucha, hija mía. No vayas a espigar a otro campo, no te alejes de aquí. Quédate junto a mis criados. Fíjate dónde siegan los hombres y ve detrás de ellos. He mandado que no te molesten. Cuando tengas sed, bebe de los cántaros que ellos han llenado».
Ella se postró ante él y le dijo:
«¿Por qué te interesas con tanta amabilidad por mí, que soy una simple extranjera?».
Booz respondió:
«Me han contado cómo te has portado con tu suegra después de morir tu marido; como has dejado a tus padres y tu tierra natal para venir a un pueblo que no conocías».
Booz tomó a Rut por mujer. Se unió a ella, y el Señor hizo que concibiera y diera a luz un hijo. Las mujeres dijeron a Noemí:
«Bendito sea el Señor, que no te ha dejado sin protección. El nombre del difunto seguirá vivo en Israel. El niño tu consuelo y amparo en la vejez, pues lo ha dado a luz tu nuera, que te quiere y ha demostrado ser para ti mejor que siete hijos».
Noemi tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas exclamaron:
-«A Noemí le ha nacido un hijo».
Y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, padre de David.

Salmo

Salmo 127,1-2.3.4.5
R/. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.

Evangelio del día

Evangelio según San Mateo 23,1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen , pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

Evangelio Sábado 23 de Agosto 2025 - Mateo 23,1-12

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Reflexión para el Evangelio de San Mateo 23,1-12

En este pasaje del Evangelio según San Mateo, Jesús dirige una dura crítica a los escribas y fariseos, destacando la hipocresía de quienes enseñan la Ley de Dios pero no la viven. A través de sus palabras, Jesús nos invita a examinar nuestras propias acciones y motivaciones, recordándonos que la verdadera grandeza en el Reino de Dios no se mide por títulos o apariencias, sino por la humildad y el servicio.

El contexto de la enseñanza
Jesús comienza diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis sus obras, porque dicen y no hacen" (Mt 23,2-3). Aquí reconoce la autoridad de los escribas y fariseos como intérpretes de la Ley, pero denuncia su falta de coherencia entre lo que enseñan y cómo viven.

Estas figuras religiosas cargaban con "fardos pesados" (leyes y tradiciones humanas) que imponían a los demás, pero ellos mismos no estaban dispuestos a cumplir lo que exigían. Además, buscaban honores y reconocimiento humano, como los asientos más importantes en las sinagogas o ser llamados "rabí" o "maestro". Jesús advierte contra esta actitud orgullosa y egoísta, llamando a sus discípulos a vivir con humildad y a servir a los demás.

La hipocresía de los escribas y fariseos
La palabra "hipócrita" proviene del teatro griego, donde los actores usaban máscaras para representar diferentes personajes. En este sentido, Jesús acusa a los escribas y fariseos de ser actores espirituales: aparentan piedad exteriormente, pero carecen de autenticidad interior. Su religiosidad está centrada en el reconocimiento público y en seguir reglas externas, en lugar de buscar la justicia, la misericordia y la verdad que Dios desea.

Este tipo de hipocresía no solo engaña a los demás, sino también al propio corazón. Como dice el profeta Isaías: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí" (Is 29,13). La verdadera religiosidad debe brotar del corazón, transformando nuestras acciones y relaciones.

La verdadera grandeza: Humildad y servicio
Jesús contrapone la arrogancia de los escribas y fariseos con la actitud que deben tener sus discípulos: "El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Quien se exalte será humillado, y quien se humille será exaltado" (Mt 23,11-12). Estas palabras subrayan un principio fundamental del Reino de Dios: la grandeza no se mide por el poder, los títulos o el reconocimiento humano, sino por la humildad y el servicio desinteresado.

En el Reino de Dios, los últimos son primeros, y los primeros son últimos (Mt 20,16). Esta inversión de valores desafía nuestra mentalidad mundana, que asocia la grandeza con el éxito, la riqueza o la fama. Para Jesús, el verdadero líder es aquel que sirve a los demás con amor y humildad, siguiendo su ejemplo: "El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos" (Mt 20,28).

NOTA : El Evangelio del día puede variar segun su pais por alguna celebracion local o Fiesta Patronal, etc.
El Evangelio aqui publicado se basa generalmente en el calendario liturgico del Vaticano, salvo algunas excepciones.